Zika dejó a sus víctimas con microcefalia y en la pobreza

Zika dejó a sus víctimas con microcefalia y en la pobreza

Las madres no pueden trabajar porque deben dedicarse al cuidado por tiempo completo de sus hijos. Algunas familias migraron al extranjero en busca de mejor atención

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mié 20 de septiembre de 2023 a las 22:3

5:11 min. de lectura

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con su vestido preferido color rosado y desde muy temprano, la pequeña Génesis sonríe y se divierte mientras se mece en un columpio de madera en el patio de su vivienda.

La alegría que invade todo su ser esconde la realidad de ella: sufre de microcefalia producto del zika. Desde el nacimiento de Génesis, su madre Jéssica Palma tuvo que abandonar su empleo para dedicarse al cuidado de ella, ya que es especial.

La triste historia se vuelve un poco más trágica cuando a la niña de 6 años se le consultó dónde estaba su papá, pero sin saber qué contestar volteó a ver a su mamá mientras su sonrisa poco a poco se marchitaba.

Resulta que cuando se le detectó la enfermedad a Génesis, el papá decidió huir del país con la promesa que les ayudaría, pero estando en otra nación se olvidó por completo de ella.

“El papá de ella se fue a Estados Unidos y me decía que me mandaría dinero, pero no fue así, se olvidó de ella, pero todo fue por la familia, se supone que le metían cosas en la cabeza diciéndole que para que se haría cargo de ella si no era hija suya, entonces se desentendió completamente de ella”, narró Jéssica, quien ahora tiene una nueva pareja que le ayuda como puede con Génesis.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus atestiguó trágicas situaciones de las personas que sufren de microcefalia producto del brote del zika que azotó en Honduras a mujeres en estado de gestación durante el 2015, 2016 y 2017.

Los pronósticos científicos de aquel entonces se cumplieron: la mayoría de embarazadas infectadas por el zancudo del zika dio a luz a su bebé con microcefalia.

Este rotativo llegó hasta Choluteca, zona sur de Honduras, para conocer cómo viven estas personas y cómo están haciendo para salir adelante.

Las decenas de familias que tienen a un hijo con la enfermedad comparten la misma situación: son de escasos recursos económicos, días comen, otros no. No tienen empleo y muchos menos tienen para los costosos alimentos u operaciones que los diagnosticados con microcefalia necesitan.

Es decir, estas familias están en la lipidia y olvidadas por las autoridades locales y gubernamentales, tal es el caso de la sonriente Génesis, quien vive en el alejado Barrio Fonseca de Monjarás, Choluteca.

Sin dinero

$!Yo no trabajo. La verdad que es difícil porque ella necesita comida para sus medicamentos, y ni come y ni hay medicamentos. Yo no puedo trabajar porque quién me la cuida, nadie quiere cuidar a una niña con este problema”, contó sollozando doña Jéssica.

Ya se acercan las 12:00 del mediodía, es decir la hora del almuerzo, pero el pequeño fogón de doña Jéssica está apagado, de hecho, tienen días sin encenderlo porque desde hace mucho que no cocinan. El motivo es porque no tienen dinero para comprar alimentos.

Yo no trabajo. La verdad que es difícil porque ella necesita comida para sus medicamentos, y ni come y ni hay medicamentos. Yo no puedo trabajar porque quién me la cuida, nadie quiere cuidar a una niña con este problema”, contó sollozando doña Jéssica.

Esta es la realidad a la que se enfrentan estas familias. Génesis es llevada a la Teletón para terapia. Por otra parte, la sonriente pequeña no recibe tratamientos, algo que la estaría condenando paulatinamente a su muerte.

“Yo la estoy llevando a Teletón pero el tratamiento nunca me lo pusieron ahí. Tampoco en el hospital cuando iba para ver cómo iba el crecimiento de ella, el peso y todo”.

La menor tiene un aspecto diferenciado al resto de casos: ella camina con normalidad, come y hace otras actividades, pero detrás de estos aspectos, Génesis sufre de otra letal falencia.

La niña tiene una hernia en la pelvis y no tienen recursos para que la operen porque las familias viven en las entrañas de la pobreza.

”Aquí vivimos 11 personas. Como podemos sustentamos la casa, pero dinero para operar a Génesis no tenemos y nadie nos apoya”, externó Jessica.

La familia de Génesis se muestra contenta porque al parecer el próximo año (2024) admitirán a la niña en una escuela pública de la zona para que pueda estudiar.

La mayoría de familias visitadas por EL HERALDO Plus vivían en condiciones deprimentes similares: habitan en casas de madera podrida, láminas de zinc y cartón; los más afortunados viven en modestas viviendas de bloque.

Cada día es una odisea para buscar alimentos y ajustar los medicamentos de los niños. Las madres, aunque tengan las fuerzas y el ímpetu, no pueden trabajar, porque las 24 horas de cada jornada son dedicadas exclusivamente a cuidar a sus vástagos. Ellos dependen, por su fragilidad motora, de sus progenitoras.

Los ingresos que genera la fuerza de trabajo de la casa, llámese algún padre de familia, los abuelos o tíos de los niños, se gastan en su mayoría para sufragar los costosos medicamentos.

Pocas pueden pagar consulta en una clínica privada. En el servicio sanitario público o las fundaciones dedicadas a la rehabilitación física han encontrado un amortiguador de su asfixiante condición, pero con la amarga sensación que no hay tratamiento para ellos.

Del Estado no pueden depender. Hace siete años les prometieron casa, bonos y medicamentos, pero todo quedó en titulares y declaraciones. Son hasta invisibles, porque ni la Secretaría de Salud ni ninguna otra institución estatal lleva un reporte de estos casos.

$!Jéssica hace un esfuerzo descomunal para que Génesis no falte a sus terapias físicas, pero se le dificulta costear los onerosos medicamentos.

Auxilio en el extranjero

El caso de Génesis es un reflejo del endeble sistema sanitario de Honduras y las políticas de ayuda sociales que no sirven de mucho.

Es por ello que otras familias se vieron en la obligación de abandonar al país migrando ilegalmente en busca de ayuda médica para sus hijos con microcefalia.

Así es el caso de Daniel Fonseca, un niño de 12 años que también fue detectado con la enfermedad. Su mamá, Alejandra Godoy, decidió en 2020, durante la pandemia del covid-19, migrar para poder darle a su hijo los tratamientos que necesitaba.

Y es que la precaria situación que atravesaron en Honduras los dejó hasta sin comida, a tal extremo que con su hijo enfermo cruzó hasta el norte.

”Cuando estuve en Honduras yo vivía en Tegucigalpa en la aldea Germania salida al sur de la capital. Cuando estaba embarazada no trabajaba, siempre fui ama de casa”, contó al equipo de EL HERALDO Plus.

”El papá del niño fue ayudante en una mototaxi y pues vivíamos del día a día, a veces no teníamos ni para pañales ni nada de eso, pero bueno, Dios siempre estuvo con nosotros”, agregó.

La precaria condición los obligó a buscar nuevas oportunidades en el extranjero y en medio de una emergencia sanitaria.

Y todo porque “al niño ya no lo atendían en el Hospital Escuela porque estaba infectado de gente con covid. Yo no tenía suficiente dinero para llevarlo a una clínica privada o a un pediatra que me lo viera y el niño desde que empezó la pandemia, el niño no visitó un neurólogo, no visitó un pediatra, no visitó nada, si se me enfermaba yo tenía que saber cómo hacer”.

La familia del pequeño Daniel decidió “agarrar viaje para aquí (Estados Unidos) sin nadie que nos dirigiera solo con la voluntad de Dios y siempre Dios en medio en adelante de nosotros”.

También hubo otra razón de peso para abandonar Honduras: el papá de Daniel fue amenazado a muerte por los mareros por no pagar la cuota de extorsión exigida por la mototaxi que manejaba.

Estando en suelo estadounidense la situación de salud de Danielito ha mejorado, pero “aquí me le han dado convulsiones. Estuvo bien mal hace poco”, dijo la madre.

También diferencian que “la atención es muy buena, la verdad no tengo palabras. Estoy tan agradecida con Dios porque Él nos ha bendecido tanto y con el problema de la salud del niño, ya que él tiene convulsiones y aquí me le dan, son tres medicamentos y cada medicamento de esos son costosos, que yo no los podría pagar, pero gracias a Dios el niño que es ahora tiene seguro”.

El equipo de EL HERALDO Plus evidenció dos escenarios distintos de familias que tienen a sus hijos con la cruel enfermedad de microcefalia provocado por el zika. Génesis sufre en Honduras y se enfrenta a un panorama desalentador porque el sistema sanitario no responde a las necesidades.

Mientras que Daniel en Estados Unidos, padece de lo mismo, pero sus alimentos, medicamentos y atenciones con médicos los consigue con fácil acceso.

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