Disputan impacto que tienen las manadas de lobos tras reducción de alces

Después de décadas de daño causado por el pastoreo y el pisoteo de las manadas de alces, grandes áreas del parque siguen marcadas y es posible que no se recuperen durante mucho tiempo

Lobos alimentándose de un bisonte en el Parque Nacional Yellowstone. La población de bisontes allí está en su máximo.

mar 30 de abril de 2024 a las 15:25

Por Jim Robbins/ The New York Times

PARQUE NACIONAL YELLOWSTONE, Wyoming — En 1995, 14 lobos fueron llevados al Parque Nacional de Yellowstone, donde el animal había estado ausente durante mucho tiempo. Otros siguieron.

Desde entonces, ha surgido una historia, con base en investigación inicial, de que a medida que los lobos aumentaron en número, cazaron las manadas de alces del parque, reduciéndolas significativamente de 17 mil a aproximadamente la mitad.

Se creía que el retorno de los lobos y su dominio depredador habían tenido un efecto generalizado conocido como cascada trófica, al disminuir el pastoreo y restaurar y expandir bosques, pastos y demás vida silvestre. Presuntamente hasta cambió el curso de los ríos al regresar la vegetación a las orillas de los arroyos.

La historia se ha convertido en una parábola global sobre cómo corregir los ecosistemas desequilibrados.

Sin embargo, en los últimos años, nueva investigación ha disputado esa historia. Sí, las arboledas de álamos y sauces están prosperando nuevamente —en algunos lugares. Pero después de décadas de daño causado por el pastoreo y el pisoteo de las manadas de alces, grandes áreas del parque siguen marcadas y es posible que no se recuperen durante mucho tiempo, o nunca.

En otras palabras, las manadas de lobos no son soluciones mágicas para restaurar los ecosistemas.

“Yo diría que es exagerado, muy exagerado”, dijo Thomas Hobbs, profesor de ecología de recursos naturales en la Universidad Estatal de Colorado y autor principal de un estudio que añade nueva leña al debate sobre si Yellowstone experimentó una cascada trófica.

“Tal vez se podría argumentar que se trata de un chorrito trófico”, dijo Daniel Stahler, el principal biólogo de lobos del parque.

Pero la historia persiste.

Un video en YouTube titulado “Cómo los lobos cambian los ríos”, que ha recibido decenas de millones de visitas, puede haber contribuido enormemente a la historia.

$!Por el pastoreo y pisoteo de los alces, grandes áreas del Parque Nacional Yellowstone podrían no recuperarse pronto.

El historial ecológico se complica por el hecho de que, a medida que los alces disminuyeron, el número de bisontes aumentó sustancialmente. Además, Yellowstone se está volviendo más cálido y seco con el cambio climático.

La gran cantidad de alces había provocado cambios significativos —desapareció vegetación, los arroyos pisoteados causaron una erosión extensa y se afianzaron especies de plantas invasoras. Una vez que el número de alces disminuyó, los sauces y álamos regresaron a lo largo de los ríos y arroyos y florecieron. Reaparecieron los castores, utilizando los sauces como alimento y como material de construcción. Las colonias construyeron nuevas represas, creando estanques que mejoraron los hábitats de aves, peces, osos pardos y otros osos, además de promover el crecimiento de más sauces y vegetación primaveral.

Pero los lobos fueron sólo un factor, argumentan Hobbs y otros escépticos de una cascada trófica en Yellowstone. Los osos pardos y los humanos también influyeron. Durante ocho años después de que los lobos regresaron al parque, los cazadores mataron más alces que los lobos.

Otro factor pasado por alto es que en la época en que estaban regresando los lobos, el Servicio Forestal de EU reintrodujo 129 castores a los arroyos al norte del parque. Así que no fue sólo la depredación de los alces por parte de los lobos y el posterior regreso de los lobos lo que permitió un aumento en los castores, dicen los expertos.

Algunos investigadores dicen que la presunta cascada trófica habría sido mucho más robusta si no fuera por la creciente manada de bisontes del parque. La población de bisontes está en su punto más alto de todos los tiempos —el recuento más reciente en el verano pasado encontró casi 5 mil. Mucho más grandes que los alces, los bisontes tienen menos probabilidades de ser vulnerables a los lobos, que sumaron 124 este invierno.

Se anticipa que el Servicio de Parques dé a conocer un plan de manejo de bisontes en los próximos meses. Está considerando tres opciones: permitir entre 3 mil 500 y 5 mil animales, entre 3 mil 500 y 6 mil, o una población más natural que podría llegar a 7 mil.

Richard Keigley, que fue investigador ecologista del Servicio Geológico de EU en la década de 1990, se ha convertido en un crítico del manejo de los bisontes por parte del parque.

“Los bisontes que están allí ahora han destruido y degradado sus áreas de distribución primarias”, dijo. “La gente tiene que darse cuenta de que algo anda mal en Yellowstone”.

© 2024 The New York Times Company

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