Cartas al editor

Rusos varados en Roatán

Una pareja de jóvenes rusos decidieron dejar atrás las frías tierras de Moscú para buscar aventura en un lugar más cálido y exótico. Después de investigar varias opciones, eligieron Roatán, una isla paradisíaca en el Caribe, como su destino. Con maletas llenas de sueños y expectativas, llegaron, listos para comenzar su nueva aventura turística bajo el sol tropical. Sin embargo, su alegría se convirtió en preocupación cuando descubrieron que los motores de sus veleros se les dañaron. Esta pareja de rusos llegó hace ya 10 años en dos veleros a French Cay, frente a la costa de Roatán. Estos ciudadanos rusos viven en sus dos barcos, que están siendo presa de la oxidación producida por los caprichos del mar, ellos llegaron sin parentela y ahora cuentan con dos o tres pequeños que nacieron en estas latitudes. En una visita a la isla pudimos hablar con “Vera”, una mujer que su rostro deja ver una belleza cansada y con una mirada que perdura en la fijación. Varados en un lugar desconocido y sin dominar el idioma local, se encuentran enfrentando un desafío inesperado. Pero en lugar de dejarse abrumar por la situación, decidieron convertir su contratiempo en una oportunidad para explorar Roatán más a fondo. Con la ayuda de los lugareños amables y hospitalarios, la pareja se sumergió en la vida de la isla, descubriendo sus playas de aguas cristalinas, su exuberante selva tropical y su vibrante cultura. A medida que pasan los días, Vera y su esposo se sienten ya como que estuvieran en casa, cuentan o se preguntan si su “accidente” había sido en realidad oscura o una bendición disfrazada. Roatán no solo les ofreció un refugio temporal, sino también una nueva perspectiva sobre la vida y la felicidad. Finalmente, “Vera “trabaja en una empacadora de mariscos, lleva a sus niños a la escuela y todos los días. Llegar a sus barcos es una verdadera odisea. Esta rusa se traslada a sus barcos muchas veces nadando, porque las lanchas que se dedican a transportar a turistas a diferentes cayos la dejan porque ella no cuenta con los recursos necesarios para pagarles. Muchos han intentado ayudarles porque temen que un día el mar les cause pérdidas mayores que puedan lamentar. Ellos se resisten.