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La educación hondureña puede acelerar

No hay duda de que el impacto de la pandemia de covid-19 sobre la educación, ha sido muy significativo. Según el reporte “Dos años después, salvando a una generación” del banco Mundial, UNESCO y UNICEF (2022), Honduras fue el segundo país con mayor intensidad de cierre de escuelas en toda la región de Latinoamérica y el Caribe y el que tuvo una mayor perdida de aprendizaje.

Es claro, por otra parte, que los desafíos que el sistema educativo enfrenta no son solo producto del impacto del covid-19 . Solo a modo de referencia la tasa de escolarización para el grupo de 6 a 11 años o de 15 a 17 años se mantuvo prácticamente igual entre 2010 y 2022; en torno a 95% en el primer caso y en torno a un preocupante 53% en el segundo. Es decir, cientos de miles de niños, niñas y adolescentes hondureños no han podido acceder o permanecer en la escuela, y esto viene ocurriendo por más de una década.

Según la encuesta permanente de Hogares de Propósito Múltiple del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), este significativo grupo de niños, niñas y adolescente que está fuera de la escuela, es principalmente rural, indica como principales razones la falta de recursos económicos, pero también no querer seguir estudiando. Entre las mujeres la maternidad, el embarazo el cuidado de otros o realizar quehaceres del hogar, es también, muy significativo.

Si bien el desafío es enorme, es cierto que la tendencia postpandemia ha sido la de recuperar matrículas; pero se requiere acelerar. Para ello la secretaria de Educación y otros actores, con el apoyo de UNICEF, está desarrollando el Plan de Oferta y Demanda Educativa 2024-2025. Este asume que para acelerar se requiere desplegar acciones que alcancen a la demanda no atendida, como aquellas acciones que mejoren la oferta educativa, para alcanzar a todos y todas.

Para alcanza la demanda -aquellos que están fuera de la escuela- se requiere tanto identificarlos como llegar a ellos con información clara de que escuela esta más cerca y atraerlos de regreso, al mismo tiempo se requiere informar a las familias y las comunidades sobre la importancia presente y futura de la educación. Para ajustar la oferta educativa -esto es, los servicios educativos que las escuelas entregan- se requiere mejorar condiciones -como rehabilitación de infraestructura, donde hay progresos interesantes- o conectar a internet y tener equipos; pero se requiere también hacer las cosas un poco distintas para atraer más a la escuela: deporte, arte, una práctica docente mas dinámica son ejemplo de ello.

Es evidente que este reto no puede ser asumido solo por la escuela, o solo desde el sector educación, las municipalidades, otros ministerios, la sociedad civil, la cooperación y el sector privado son aliados clave y en cada territorio pueden -en el marco de los consejos municipales de infancia /Sigadenah- aunar sus esfuerzos.

Si se dejan atrás diferencias, Honduras puede este año romper el techo de 2,000,000 de niños, niñas y adolescentes en la escuela, los niños y niñas tiene ese derecho; y es mayor garantía para un mejor presente y un más próspero y equitativo futuro.