Siempre

“El leñador maldito”, de Angie Marcela Ramos Blandín

“Siguió su camino sin preocuparse, pero cada vez que se acercaba más al bosque los ruidos tenebrosos se escuchaban más fuertes...”
30.04.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Esta historia empieza en un pueblito, donde el bosque estaba maldito.

Un día un leñador se mudó al pueblo donde una anciana le advirtió que no talara ningún árbol del bosque porque los que habían entrado al bosque intentando cortar un árbol para llevar leña habían desaparecido misteriosamente.

El leñador ignoró las advertencias y corrió camino al bosque, él pensaba que aquella anciana estaba loca.

En el camino empezó a oír voces de lamento, voces tenebrosas, pero pensó que era parte de su imaginación, siguió su camino sin preocuparse, pero cada vez que se acercaba más al bosque los ruidos tenebrosos se escuchaban más fuertes.

Al valiente leñador se le puso la piel de gallina y tenía miedo, estaba aterrado, recordó las sabias palabras de aquella anciana, y el leñador por alguna razón no podía regresar, el camino hacia atrás estaba lleno de niebla y solo podía avanzar para adelante.

El leñador finalmente entró al bosque y empezó a llorar, estaba aterrado por lo que podía suceder y no podía regresar, después miró alrededor que no era tan terrorífico, aunque el miedo no se había ido de él le comenzaron a doler las piernas, cada paso que daba sentía como una estaca clavada en el pie, y cansado de caminar de pronto empezó a anochecer y ya no podía diferenciar entre el principio del bosque y el final, estaba agotado.

Se desmayó, pero por alguna razón sus piernas seguían caminando, cuando despertó todos los árboles era negros, alrededor aparecieron animales que lo miraban fijamente, él sentía que llorar ya de nada le iba a servir.

Miró detalladamente y el suelo estaba negro, parecía podrido, el bosque había cambiado desde que entró, de repente todo se volvió oscuro, el leñador no podía ver nada, todo alrededor era oscuridad, y sus piernas no le respondían, estaban dormidas, descansó y continuó, y empezó a caminar sin sentido en línea recta, tomó otra siesta para no sentir dolor pero solo pudo soñar con haber obedecido a las advertencias y siendo feliz, pero despertó y miró que no podía regresar al pasado.

De repente vio delante de él un árbol, era el árbol más hermoso que él había visto y sin dudar dijo:-Este es el árbol más hermoso que he visto, sin duda ha de valer millones, me haré rico si lo talo.-Después de tanto me haré rico-.

Entonces cortó el árbol, y después de hacerlo su cuerpo se comenzó a retorcer en forma de árbol, sus brazos y piernas se comenzaron a convertir en madera, él intentaba gritar, pero ya no podía hablar, y en menos de cinco minutos se convirtió en el árbol que había talado, y los gritos que escuchaba en su mente todo el tiempo eran de las personas arrepentidas de la codicia que habían tenido por talar el árbol, y se quedó para siempre como árbol.

La categoría infantil del XIII Concurso de Cuentos Cortos Inéditos “Rafael Heliodoro Valle” de EL HERALDO honró la obra de Angie Marcela Ramos Blandin: “El leñador maldito”.