Preocupados por la ausencia cada vez mayor de soldados en los batallones, varios oficiales de las Fuerzas Armadas (FF AA) en condición de retiro tienen listo un anteproyecto que recomienda volver al servicio militar obligatorio.
El plan de estos militares tiene su justificación en que el servicio militar voluntario y educativo, aprobado durante la administración de Carlos Roberto Reina (1994-1998) y que dio fin a las cacerías de jóvenes en las calles, no ha dado resultado.
Las diferentes unidades de las FF AA, por mucha apertura que tengan, siguen con poco personal aunque la cúpula militar públicamente no se refiera al caso por razones lógicas y estratégicas.
Oficiales en condición de retiro que dialogaron con EL HERALDO se mostraron preocupados sobremanera, porque si en estos momentos el país es víctima de una agresión extranjera no estaría el instituto armado en capacidad de defender la soberanía, como manda la Constitución.
El objetivo de estos exmilitares es que el proyecto sea retomado por algún diputado como iniciativa de ley o por el propio Ejecutivo, a través de la Secretaría de Defensa.
La posibilidad ha tomado fuerza luego de que el propio mandatario advirtiera que en este proceso de devolver la paz y seguridad a la población, las Fuerzas Armadas son imprescindibles. 'Si ellos no participan, estamos enredados', dijo el mandatario durante una reunión con los directores de medios de comunicación efectuada el pasado viernes.
Ahí, Lobo Sosa reiteró que se necesitará la autorización del Congreso Nacional para que los militares puedan efectuar actividades policiales.
Esto permitiría a los militares hacer capturas y allanamientos, entre otras facultades.
Y es que, según lo dejó entrever el gobernante, el problema es tan grave a lo interno de la Policía que la participación militar en labores de seguridad ciudadana puede extenderse del corto al mediano plazo.
Con la presencia de militares en las calles, los batallones se ven cada vez más vacíos, de ahí el interés de buscar un mecanismo que conduzca a llenar ese espacio.
Alcaldías harían llamados
De acuerdo a las fuentes consultadas, la reforma constitucional iría orientada a dotar a los alcaldes de la facultad de hacer los llamados a filas a un número determinado de jóvenes de manera proporcional a la población que tiene cada municipio.
Por ejemplo, el número de llamados de Tegucigalpa sería mayor al de Choluteca o el de San Pedro Sula al de Puerto Cortés. Otra opción que se discute es la de un sistema aleatorio, que consistiría escoger al azar a los jóvenes que harían el servicio militar.
Los militares retirados argumentan que el servicio voluntario educativo tiene muchas debilidades.
Por ejemplo, si a un efectivo no le parece el trato o el riguroso ejercicio en los batallones, presenta una queja ante los organismos de derechos humanos y justifica su salida. La figura de desertor prácticamente no existe porque el servicio es 'voluntario'.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF AA, René Osorio Canales, reveló en su momento su preocupación por el bajo número de militares en los batallones.
Consultado por EL HERALDO si el tema del retorno del servicio militar obligatorio sería sometido a consulta popular y si será el pueblo el que tome la decisión, el oficial respondió: 'así es, como usted lo dice, para ver de qué manera podemos tener más efectivos'. 'Nosotros acataremos cualquier disposición que mande la parte política', dijo.
CN no conoce iniciativa
Por su parte, el presidente de la Comisión de Defensa del Congreso Nacional, Rodolfo Zelaya, dijo que ese poder del Estado por ahora no tiene ningún proyecto para volver obligatorio el servicio militar. 'Hasta el momento no tenemos ninguna iniciativa del Ejecutivo ni de ningún diputado de lo que sería un servicio militar obligatorio', dijo Zelaya.
Sin embargo, añadió, 'en este momento debemos considerar como hondureños la manera de cómo debemos llenar -no solo los efectivos del ejército nacional- sino de la Policía para poder fortalecer las instituciones'.
'Si vamos a tocar la parte del servicio militar, tiene que ir fuertemente respaldada con la capacitación, no solo militar, sino también técnica de cualquier persona que quiera cubrir el servicio'. Si esto ocurriera, se estudiaría bien el caso, pero de antemano se garantiza al pueblo hondureño que no se volvería al condenable sistema de cacerías humanas que en el pasado provocó hasta la muerte de jóvenes.
Estas cacerías eran temidas por la población hondureña. Aparte de que el servicio militar obligatorio era excluyente, porque solo a los pobres 'cazaban' los militares, el trato que daban en los batallones era inhumano, caracterizado por los severos castigos y los excesivos ejercicios. Esto provocaba que muchos jóvenes desertaran, acto que era tipificado como un delito de traición a la Patria.
