Para la dirigencia obrera este día, 1 de Mayo, Día Internacional del Trabajo, es una fiesta cívica nacional, pero para otro sector de la población esta conmemoración se ha convertido en un trampolín político para ciertos de precandidato y partidos.
Las organizaciones obreras han aplicado, desde hace una década, un nuevo concepto de apertura de membresía para otros sectores que no son sindicales.
Eso se debe a que apenas el 15 por ciento de los trabajadores en Honduras está afiliado a un sindicato, según las estimaciones de la Central General de Trabajadores (CGT).
Uno de los principales obstáculos para que ese porcentaje sea tan bajo, comparado con el promedio mundial que ronda entre el 40 por ciento, es la no aplicación del Código de Trabajo que habla de una libre sindicalización.
Bajo esa premisa las organizaciones obreras han abierto sus puertas y buscado nuevos mecanismos para ampliar su membresía, incluso de un partido político, como el Libertad y Refundación (Libre), que si bien no es afiliado oficial desde hace años ha participado en estos movimientos bajo el nombre de Frente Nacional Resistencia Popular (FNRP).
Igualmente esta agrupación se ha valido de esta estrategia para aparentar una simpatía con el sector obrero.
Hay que recordar que años atrás, la expresidenta del Central Ejecutivo del Partido Liberal y posteriormente excanciller de la República, Patricia Rodas, llegó a la marcha del 1 de Mayo y los mismos trabajadores la abuchearon y hasta le lanzaron bolsas de agua.
Baja sindicalización
De acuerdo con los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la Población Económicamente Activa (PEA), es decir la gente apta para trabajar en Honduras, es de 3.4 millones de personas.
De ese 3.4 millones, unos 3.2 millones están ocupados, es decir que tienen una fuente de ingreso que obtienen de un trabajo.
De los 3.2 millones, 1.5 millón son asalariados, o sea que son trabajadores permanentes que están colocados en la empresa privada y en el gobierno.
El restante 1.7 millón son no asalariados donde se incluyen trabajadoras domésticas, sector informal de la economía, subempleo (que trabajan menos de 44 horas semanales y que devengan menos del salario mínimo) y otros.
Humberto Lara, fiscal de la CGT, dijo que solo cerca de un 15 por ciento de esos trabajadores está sindicalizado.
Ese porcentaje aplicado a los 3.2 millones que están ocupados, representa cerca de 480 mil obreros, dejando a más de 2.7 millones sin voz ni voto, sobre todo porque hoy más que nunca el sector sindical ha sido infiltrado por políticos de oficio.
“Debido a eso (la falta de membresía) es que las centrales comenzamos hace una década una nueva modalidad de mayor inclusión, para que más sectores no sindicales formen parte de nuestra organización”, amplió Benjamín Vásquez, secretario general adjunto de la CGT.
“Anteriormente solo los sindicatos eran afiliados a las confederaciones, hoy no, hoy son la mayoría de los sectores, la CGT por ejemplo tiene cinco sectores consolidados: Sindicatos, campesinos, pobladores y patronatos, sector informal y los maestros”, amplió Vásquez.
También se están incluyendo a la mujer trabajadora y la juventud, sectores que aún no se consolidan dentro de la organización, pero tienen una participación activa, dijo.
Vásquez lamentó que se continúe satanizando los sindicatos porque “hay organizaciones de empresas privadas que funcionan muy bien, como el sindicato del Banco Atlántica, de la minera El Mochito y otros”.
La influencia política
La amplitud que han tenido las centrales obreras, de acuerdo al análisis de Eugenio Sosa, ha dejado las puertas abiertas para el ingreso de la política y de políticos, lo que contamina y resta credibilidad a la lucha sindical.
Daniel Durón, dirigente obrero, reconoció que es “difícil” evitar la injerencia de este sector en la marcha de hoy.
Pero aclaró que “la convocatoria es abierta, ahí pueden llegar hasta políticos que se sientan consecuentes o afectados y que las masas los puedan aceptar, pues no hay problemas, nosotros nada más convocamos porque es nuestra responsabilidad y nuestra aspiración es que nos acompañe la mayor cantidad de gente en vista de la situación de crisis”.
Desde antaño ha existido una relación entre la dirigencia sindical y ciertos partidos políticos, pero nunca como hoy, cuando la participación de estas fuerzas de poder son más que evidentes.
El dirigente obrero, Humberto Lara considera que el partido Libre ha venido a fortalecer la lucha, e incluso habla de unidad en el movimiento obrero y sindical.