El periodista Alfredo Villatoro fue asesinado anoche tras seis días en poder de sus secuestradores, confirmaron las autoridades policiales.
Su muerte se produjo un par de horas después que el presidente de Honduras Porfirio Lobo
anunció que había pruebas de vida
del comunicador.
Pese al peligro que implicaba aquella revelación, el gremio periodístico recuperó las esperanzas de volver a tener a Alfredo Villatoro al aire, desde HRN, siempre implacable en la lucha contra la corrupción y todos los males que agobian a un pueblo harto de maldad, de violencia, de sangre y de hipocresía pública.
Alfredo Villatoro fue secuestrado el pasado miércoles 9 de mayo
a las 4:45 de la mañana, cuando se conducía de su hogar a la cabina de la radio que ayudó a hacer grande con su vida, su sacrificio, valentía y tenacidad.
Desde el día de su secuestro, a nivel nacional e internacional se hicieron oír las voces de quienes exigían su pronta liberación, entre ellos la embajadora de Estados Unidos
en Honduras Lisa Kubiske.
Pero estos llamados no fueron suficientes para despertar a una policía ineficiente, corrupta y vinculada al crimen organizado, que no ha podido investigar ni una tan sola muerte de casi dos docenas de periodistas en los últimos dos años.
El asesinato de Villatoro sin duda envía un mensaje, dijo el vocero policial Héctor Iván Mejía, cuando expresaba anoche que el crimen del comunicador es una afrenta al Estado.
La escena
Aproximadamente a las 7:15 de la noche se informó del hallazgo de un cuerpo sin vida en la residencial Las Uvas, al sureste de la capital de Honduras, atrás de las bodegas de la Cruz Roja Hondureña.
Guardias de seguridad y vecinos del sector dijeron que escucharon al menos cinco disparos y llamaron a la Policía cuando identificaron el lugar donde se encontraba el cuerpo sin vida de un hombre.
La víctima, aún desconocida a esa hora, vestía indumentaria policial. La fatiga, moteada, que usaba años atrás el comando policial Cobras era solo un aviso de que no se trataba de cualquier crimen.
La víctima era Alfredo Villatoro, tendido a orillas de una calle pavimentada, ubicada en una zona despoblado de Las Uvas.
El cuerpo tenía cubierto su rostro con un trapo rojo. Sin duda se trataba de una persona secuestrada.
Los calcetines rojos eran la evidencia de que no se trataba de un policía.
La escena se cerró y se mantuvo en total hermetismo. En los alrededores los rumores eran más insistentes.
Apenas minutos después, la orden era retirar el cuerpo de inmediato de la escena del crimen: era el cuerpo de Alfredo Villatoro.
Según las indagaciones efectuadas por EL HERALDO, los calcetines eran las únicas prendas de vestir que pertenecían al periodista al momento de su secuestro.
En su cabeza se observaba el orificio de una bala.
Lo que comenzó como una sospecha en las primeras horas de la noche se confirmaba a eso de las 10: 00 PM. El amigo, el colega, el padre, el hijo, el esposo, el periodista fue hallado muerto a pocas horas de cumplir una semana en poder de sus captores.
El cuerpo fue llevado a la morgue capitalina para tomar las pruebas científicas correspondientes y en cuestión de minutos decenas de periodistas, parientes y amigos se acercaban al lugar, escenario de desgarradoras escenas cargadas de dolor.
Ninguno daba crédito a lo sucedido. El temor es real. El periodismo está de luto, se siente amenazado e indefenso.
El hallazgo
El hallazgo del cuerpo de Villatoro fue reportado a la Policía Nacional mediante una llamada telefónica alrededor de las 6:30 de la noche, informó a los periodistas el vocero de la Policía Nacional, Héctor Iván Mejía.
Varios agentes llegaron al lugar a las 7:00 PM y constataron que se trataba del cuerpo de una persona de sexo masculino que vestía pantalón y camisa del Escuadrón Especial Cobra, un pañuelo sobre sus ojos, nariz y boca, y calcetines rojos.
'Lo reconocimos. Se trata de Alfredo Villatoro. Lamentablemente lo mataron hace algunas horas', confirmó el portavoz policial.
El subcomisionado sostuvo ante los medios que 'se hizo lo posible por liberarlo', aunque no detalló los avances logrados por los cuerpos de investigación nacionales e internacionales que trabajaban en el caso.
'Hay información que como ente policial no le podemos dar a la gente', reiteró, al tiempo que aseguró que ' esto no es una afrenta contra la Policía, es una afrenta contra el Estado' de Honduras.
Además, agregó, “es una pena por la persona que perdió la vida. Esto nos obliga a ser responsables al momento de hacer la investigación”.
Dijo que su relación “con Villatoro era bastante cercana y me mantuve al margen por doctrina. Lamentamos la muerte de un gran amigo y una gran persona”.
Mejía aseveró conocer al periodista Villatoro desdes hace 28 años atrás.
Los restos del comunicador eran velados en la funeraria Espíritu Santo en Tegucigalpa, hasta donde llegaron amigos, compañeros de trabajo y políticos consternados por el asesinato sobre el que la
única pista el jueves era un reo
que guarda prisión en el centro penal de Danlí.
Temprano, después de una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad y Defensa, el presidente Porfirio Lobo anunció una recompensa de hasta tres millones de lempiras
para quien brinde información que conduzca a la captura de los autores materiales e intelectuales del deleznable hecho.