San Juan Arriba, El Corpus, Choluteca, Honduras
Rescatar a los mineros soterrados les llevó a exponer sus propias vidas.
Trabajaron en túneles donde estuvieron a punto de quedar atrapados. Así sin importar lo que pasaría, miembros del Cuerpo de Bomberos decidieron sumarse a la labor titánica que iniciaron los propios mineros desde el exterior.
Las imágenes captadas desde el primer momento de la entrada de los apagafuegos al interior de la cueva son presentadas en exclusiva por EL HERALDO.
El grupo estaba encabezado por el mayor Marco Antonio Artica, quien con atino supo coordinar al equipo para que salieran ilesos tras 32 horas de intensa y arriesgada labor.
Los socorristas llegaron a las 3:00 de la mañana del jueves, de inmediato iniciaron una exploración externa y se dialogó con los mineros y pobladores sobre cómo había sucedido el colapso de la mina.
De forma posterior iniciaron el plan de rescate según el conocimiento con que cuentan, y surgió la estrategia del trabajo a desarrollar en el interior de la caverna.
El primer grupo de bomberos que se introdujo a la zona permaneció cuatro horas bajo tierra, pues tenían que aprovechar el tiempo al máximo debido a que las primeras 24 horas “eran vitales” para lograr con éxito el rescate de los sobrevivientes.
“Nosotros tenemos que dar una respuesta en las primeras 24 horas y tratar de llegar al objetivo, que era sacar con vida a los mineros”, aseguró Artica.
En este sector el espacio, aunque difícil por la profundidad y de área reducida, llegó a considerarse cómoda para trabajar.
Al bajar la última escalinata del túnel se podía caminar sin mayores problemas, pues tenía unos seis metros de ancho, pero este espacio se reducía mientras se avanzaba a cuatro metros, a dos, a uno, hasta llegar a una parte confinada, donde no se podía trabajar.
En los espacios más reducidos era hasta imposible utilizar herramientas como piochas o cinceles, por lo que la labor se tornaba aún más complicada en caso de que por esa zona se tuviera que perforar para rescatar a los mineros.
“Había que hacer un trabajo en equipo y qué mejor que con los mineros de la zona, porque fueron los primeros y los conocedores del terreno, y ellos nos guiaron y trabajaron con las recomendaciones de seguridad que nosotros les brindábamos”, aseguró Artica.
En las labores de rescate de los tres mineros sobrevivientes participaron 22 personas de las cuales 15 eran mineros, cinco bomberos especialistas en rescate en espacios confinados y dos socorristas de Guatemala.
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Precaución
En horas de la noche las faenas se volvían más difíciles porque la oscuridad se apoderaba de los recovecos y ante la fragilidad de la zona se debía trabajar con suma cautela.
“Nosotros escuchábamos los sonidos y no sabíamos si eran tres personas, pero gracias a Dios que eran tres y fueron rescatados”, dijo emocionado Marco Antonio Artica.
Para lograr ubicar a los sobrevivientes, los socorristas hicieron llamados de habla y escucha, con el objetivo de determinar si había una persona que respondiera mediante voz o por algún sonido. Esto se logró mediante un moderno aparato llamado vibrascopio, con el cual se detectan ruidos en espacios confinados.
Para llegar hasta donde se encontraban con vida los tres mineros: Brayan Alberto Escalante Maradiaga, Nehemías Rodríguez Méndez y Bayron Onasis Maradiaga Maradiaga, fue necesario sacar escombros sueltos, porque estaban en cascajo y en sacos que los mismos mineros “iban estribando como para hacer un encajonado”. Las personas que no conocen el interior de la mina, creen que están parados en una parte firme, pero en realidad es una parte hueca.
“Fue una espera eterna, porque los guías eran los mineros de la zona”, explicó Artica.
Se cavó en tres puntos diferentes y en el último que se eligió se dio con el lugar exacto donde se encontraban los sobrevivientes.
En ese punto no fue necesario escarbar sino que quitar el material suelto que se encontraba apilado en sacos.
Cada uno de los movimientos que se realizaban en el interior de la estrecha caverna debieron ser calculados, pues lo que menos se quería era provocar vibraciones que desencadenaran un nuevo derrumbe.
En este momento se requirió de mayor apoyo con el fin de lograr formar una cadena humana para trasladar de un lado a otro el material y sin perder tiempo se inició la nueva operación. Esto tardó varias horas de trabajo sin descanso, pero con la fe de que por este sector se podría llegar a los mineros.
La labor se ejecutó como si se comenzara a trabajar bajo la mina, ya que el grupo retomó fuerzas y sin parar retiró la pared de restos de piedra para dejar un nuevo hueco por explorar. Al finalizar el traslado de los sacos llenos de tierra, de un lado a otro, se logró observar a los mineros sobrevientes, ese momento fue de satisfacción, según los socorristas.
“Se dio una gran algarabía y alegría. Los sacamos después de 24 horas de estar en el sitio”, reveló. Al interior del túnel se había planeado introducir oxígeno, pero no fue necesario, ya que se contaba con suficiente ventilación. Uno de los especialistas de Copeco que participó en el rescate realizó una medición de gases, de oxígeno y de temperatura, por lo que se determinó que en el interior de la mina había un mejor clima, en relación a la parte exterior.
“Afuera la temperatura estaba a 34 grados y en el túnel estaba a 30 grados, según la medición, y el oxígeno estaba normal”, dijo el jefe de operaciones de los bomberos.
Últimos momentos
Al ubicar a los sobrevivientes se decidió abrir una ranura por donde se les pasó agua para que saciaran la sed, a través de una manguera de poliducto, esto ocurrió como a las cuatro de la mañana del viernes. Este fue el primer líquido que consumieron las tres personas rescatadas, pues presentaban signos de deshidratación.
También logramos conocer que uno de ellos tenía una lesión en el pie derecho, pero no era de gravedad, así como otros golpes en el cuerpo debido a que varias rocas le impactaron.
“En ese momento no se les podía hacer muchas preguntas por el estado de debilidad en que se encontraban, por lo que lo único que queríamos saber era si no tenían lesiones de gravedad”.
La labor por sacarlos sanos y salvos no se detuvo desde ese momento hasta que a las 11:00 de la mañana se logró lo que todos esperaban, que tres de los 11 mineros salieran a la superficie con vida.