Tegucigalpa, Honduras
Una llamada telefónica a los cuerpos de inteligencia del estado bastó para hallar la punta que los llevó hasta el resto de la madeja.
La información apuntaba a que en el oriente de Honduras y a veces en Nicaragua estaba el hombre que buscaban.
Fue un proceso de varios meses hasta que lograron identificar los movimientos del Mario Zelaya, el exdirector del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), quien permanecía prófugo de la justicia.
Fue una voz guía la que ubicó la vivienda donde aseguraba que Zelaya había permanecido en varias ocasiones y procedieron a montar vigilancia.
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Fue un conocido, alguien cercano a Zelaya, quien lo traicionó, informaron los agentes que participaron en la denominada Operación Libélula. “Teníamos la misión de darle captura, y fue una persona cercana la que dio los detalles de su ubicación. Lo entregó por la recompensa y fue cuando los agentes con pasamontañas lo llevaron a un lugar seguro y lo entregaron a la Policía Militar”, explicó el agente.
Desde el domingo, la movilización de los cuerpos de inteligencia se centralizó entre Nicaragua y Honduras. Se buscaba tener la ubicación exacta de Zelaya para darle captura.
La información recibida establecía que el exfuncionario realizaba sus desplazamientos en horas de la madrugada para evitar ser visto e identificado.
En julio de este año, la Policía Nacional ofreció un millón de lempiras a quien revelara dónde se encontraba Mario Zelaya.
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En su momento, el director de la Policía Nacional, Ramón Sabillón, informó que había recibido 13 llamadas telefónicas de personas que decían saber dónde estaba Zelaya, para reclamar la recompensa del millón de lempiras.