Tegucigalpa, Honduras
El silencio se ha adueñado del lugar. Las casas y algunos edificios están en ruinas. Aparenta ser una zona de guerra, sin embargo, esa destrucción es el rastro de devastación que ha dejado el crimen.
En sus calles polvorientas hay aún algunos niños inocentes jugando en medio de muros marcados con grafitis alusivos a una de las organizaciones delictivas más temibles del país: la Mara Salvatrucha o “MS13”.
Un equipo periodístico de la de la Unidad Investigativa de EL HERALDO, con el apoyo de elementos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), se internó en estas zonas que históricamente han sido territorio donde ha operado la agrupación delictiva.
Llegamos a la guarida
Eran las 8:00 de la mañana y el recorrido comenzaba en la colonia La Sosa, donde los antisociales obligaron a los propietarios de varias casas a salir de ellas para que ellos pudieran convertirlas en “casas locas” y cometer en su interior torturas y asesinatos. Así se fueron recorriendo otros territorios donde la historia era la misma, el escenario era desolador. Eran los vestigios de la colonia 14 de Marzo, Los Profesores, Reparto Arriba, Perpetuo Socorro y Las Mercedes.
En la colonia Los Profesores, luce destruido un edificio de cuatro niveles en el que funcionaba un albergue para personas indigentes o de escasos recursos donde se les brindaba techo, comida y la palabra de Dios, ahora solo es el recuerdo de lo que fue. El crimen acabó con él.
Todo en ese hogar temporal iba bien, hasta que un día mareros de la MS se hicieron pasar como indigentes y pidieron refugio por una noche, sin embargo, al siguiente día estaban todos armados y exigiendo el inmediato desalojo para convertirlo en su centro de operaciones.
Ahora, ese edificio, ya sin puertas ni ventanas, sirve de refugio de este grupo antisocial. El hedor nauseabundo de este lugar se siente desde la calle.
Cubrirse la nariz, en poco o nada ayudaba para evitar inhalar el mal olor.
Sin embargo, ingresamos a la primera planta, dos militares iban al frente, con sus fusiles en mano y revisando cada rincón para evitar ser víctimas del factor sorpresa al que acostumbran los pandilleros.
Un bulto de piedras obstaculizaban el paso hacía las gradas para subir al siguiente piso. Una vez ahí se observa que el lugar estaba despejado.
Un recorrido por el sitio permite observar que las paredes lucen grafitis alusivos a la MS y hasta manchas que aparentan ser sangre. La adrenalina del equipo estaba al máximo.
ESPECIAL MULTIMEDIA: VIVIENDO ENTRE MARAS
Al llegar al tercer nivel se llega a lo que aparenta haber sido una capilla, pues en las paredes hay figuras de ángeles.
El cuarto nivel es una terraza desde donde los mareros buscaban “poder tener esa visión y controlar el ingreso y salida de cada persona y vehículo que transitaba por el lugar”, según analiza uno de los oficiales del orden que acompañó la misión.
Lo alto del edificio está adornado por tres arcos en cuya base se lee “Señor, ten piedad de mí”.
En similares situaciones fueron dejadas otras casas en diferentes sectores de la capital, algunas de ellas han sido convertidas en destacamentos de la Policía Militar, por la falta de la presencia de agentes de la Policía Nacional, que según los mismos pobladores de las zonas, salieron huyendo de este grupo criminal.
Los destacamentos militares ahora funcionan en casas que fueron entregadas por las familias que en su momento fueron obligadas por estos criminales a salir de ellas.
Linda chica
La operación se trasladó a la colonia La Obrera y, tras subir unas 15 gradas y saltar un muro, llegamos a la parte frontal de una casa de la cual solo quedan sus paredes, pues hasta el techo le quitaron.
En el interior de lugar hay monte, mientras que en el fondo una hermosa joven de piel clara y ojos color miel descansa en un colchón viejo.
Rápidamente se levanta al ver el operativo, recoge su pelo y se hace una cola y pregunta a qué obedece la presencia de los militares.
Ellos contestan que hacen una revisión de casas abandonadas por las amenazas de los mareros.
De inmediato la joven contesta: “Esta no es una casa loca... Miren, no hay manchas de sangre, ni huele a carne podrida, esta no es una casa loca, aquí solo vivo yo y nadie se mete conmigo”.
“Tengo tres meses de vivir aquí, me salí de mi casa porque mi familia no me comprendía, pero aquí no se hace nada malo, yo cuido esta casa”, continuó la joven.
Aseguró que ella trabaja y que su hora de ingreso es “a las 6:00 de la tarde y regreso en la mañana, cansada de trabajar, y hoy ustedes no me dejaron dormir nada”.
El recorrido en territorios de la MS13 había concluido.
Así operan
Autoridades policiales han identificado las zonas invadidas por la MS13 y entre estas destacan: colonia 21 de Febrero, 30 de Noviembre, San Miguel, La Sosa, El Sitio, 3 de Mayo, Zapote Norte, Los Profesores, Bella Vista, 14 de Marzo, Reparto Arriba, Perpetuo Socorro y Las Mercedes.
Sin embargo, en los últimos meses la presencia de elementos de la Policía Militar en estas zonas ha logrado reducir la operatividad de esta agrupación ilícita y, en la mayoría de casos, estos criminales prefirieron abandonar los barrios y colonias para evitar ser capturados.
Para las autoridades hondureñas, a diferencia de las otras organizaciones criminales, la MS13 es la más calculadora, organizada y cautelosa al momento de cometer un delito.
“En la Mara Salvatrucha no hay divisiones políticas, ellos ven una sola zona: Honduras, El Salvador, Guatemala y Estado Unidos, pero sí hay órdenes que se traen a nivel internacional donde se consultan entre sí para dar instrucciones a sus miembros”, sostuvo un especialista miembro de los órganos de inteligencia del Estado, consultado por EL HERALDO.
Entre estas órdenes internacionales se encuentra el intercambio de mareros para fortalecer sus sectores, como le llaman ellos, mueven de El Salvador hacia Honduras u otros países y viceversa.
Su jerarquía
Según las autoridades, los miembros de esta organización criminal generalmente se establecen en las zonas donde hay más comercio, más activo circulante, porque les permite poder involucrarse entre la población y llevar a cabo actividades ilícitas.
Los integrantes de esta mara frecuentemente son detenidos por delitos como: narcomenudeo, secuestro, extorsión, robo a personas y vehículos. Cuando se instalan en una colonia y hay alguien vendiendo drogas lo asesinan para quedarse ellos con la plaza, reveló la fuente de inteligencia consultada.
Los especialistas indican que en todos los delitos son involucrados sus integrantes, principalmente los que vienen iniciando. Dentro de la MS la jerarquía es un jefe al que se le denomina “Viejo” o “Perrón”, le siguen los “permanentes” y por último los “soldados”.
Actualmente esta organización, al igual que sus rivales, está reclutando a menores en su mayoría estudiantes de colegios y hasta escolares. Entre sus filas también se encuentran profesionales universitarios, entre ellos: médicos, enfermeras profesionales, abogados, arquitectos, administradores de empresas y peritos contables.
Niños y mujeres
En esta organización los menores y las mujeres tienen papeles de mucha relevancia. En el caso de los niños, estos son utilizados como “banderas” o vigilantes, quienes se sientan en las entradas de los sectores controlados por la mara y avisan a sus compañeros cuando ven la presencia de personas extrañas o de los cuerpos policiales y militares.
Con el tiempo estos menores van siendo entrenados en el desmembramiento de personas, entre otros delitos.
Por su parte, las mujeres tienen su propio papel dentro de la mara, pues ellas deben realizar visitas a los que están recluidos en los centros penales, además tienen la responsabilidad de trasladar dinero, servir de “carnada” para cometer secuestros y asesinatos.
También deben estar dispuestas a mantener relaciones sexuales con sus compañeros, esto con la autorización del jefe del “sector”. La única manera en que pueden dejar de ser la mujer de todos es formando hogar con uno de ellos, ya que se convierte en una “jeva” y debe ser respetada.
“A esa ya no la van a tocar, pero si no está casada ni tiene niños, ellas hacen un rol diario en el cual se establece con quién va a estar cada día”, explicó.
Agregó que el papel principal de las mujeres es satisfacer el placer sexual de los miembros de ese sector, pero siempre es el cabecilla quien autoriza, si ella se casa se le respeta, pero si ella comete una acción de infidelidad le puede costar la vida, porque ella es miembro fuerte de esa organización criminal.
Pérdida de identidad
Al formar parte de esta organización criminal, los niños, jóvenes y mujeres pierden su identidad ya que desde ese momento dejan de llamarla por su nombre y los nombran con un apodo. En el caso en que estos vayan presos o sean asesinados, su apodo es otorgado a otro nuevo integrante.
Los apodos o “taca”, como lo denominan ellos, son colocados de acuerdo a rasgos físicos o al carácter del nuevo miembro. Los cabecillas les enseñan que su cuerpo será “decorado” con tatuajes alusivos a sus seres queridos, compañeros muertos, como reconocimiento por el asesinato de uno de los líderes del grupo rival o con números o letras alusivas a la organización, aunque esta última ya no es obligatoria, como lo fue a inicios de la mara.
Entre los cambios que ha hecho esta mara es que ya no pintan grafitis alusivos a este grupo en los muros de barrios y colonias, los que existen son muy pocos y datan de varios años. Tampoco visten su ropa de tallas grandes, aunque mantienen algunas características propias de esta agrupación como: las camisas de botones, de preferencia color azul, o camisetas deportivas, pantalones un poco flojos y la faja nunca metida en los ojales del pantalón, sino guindadas hacia abajo.
De las colonias que durante años fueron controladas totalmente por la MS13, muchas han sido recuperadas por los elementos de la Policía Militar que han instalado sus destacamentos en las casas otorgadas por familias que fueron obligadas por estos antisociales a salir de ellas, incluso a abandonar la colonia donde vivían.