El Lago de Nicaragua servirá como afluente para facilitar el paso de los buques de calado mayor que se prevé pasen, pese a la advertencia de que tendrá efectos ambientales negativos.
Nicaragua es la economía más débil de la región y le apuesta al canal para superar esta condición, aunque los opositores a la obra consideran que no hay condiciones para concretarla.
La Asamblea de Nicaragua aprobó en 2013 la ley que permite la construcción del canal, una obra catalogada de inconstitucional.
Varias protestas en contra de la obra se han realizado en Nicaragua.