Colombia
Cuando Reinaldo Rueda se hizo cargo de Atlético Nacional hace un año y medio, el club de Medellín vivía de los recuerdos del equipo que maravilló a finales de los años 1980, pero transcurrido este tiempo, el técnico ha creado un equipo que está enamorando con su fútbol.
'Los únicos históricos en el Atlético Nacional eran los del 89. A ellos queríamos llegar y ése era el objetivo de nuestro proyecto', dijo el técnico este martes a menos de 24 horas de debutar en el Mundial de Clubes en la semifinal ante Kashima Antlers.
El equipo del 89 era el dirigido por Francisco Maturana y liderado por jugadores que marcaron el fútbol colombiano como el arquero René Higuita y el defensa Andrés Escobar, piezas clave en la selección que jugó los Mundiales de 1990 y 1994.
Aquella escuadra dio al fútbol colombiano su primera Copa Libertadores y obligó al gran Milan de Arrigo Sacchi y los holandeses a ir a la prórroga en la Copa Intercontinental, que viajó a Italia con un gol de Alberigo Evani a un minuto para los penales.
'Estos muchachos han vuelto a recobrar esas sensibilidad por ese fútbol que gusta a los antioqueños y a los aficionados de Atlético Nacional en toda Colombia', añade el técnico, que en el tiempo que lleva ha ganado el torneo de Clausura colombiano, la Copa Libertadores y llegó a la final de la Copa Sudamericana, que no se disputó por el trágico accidente aéreo del Chapecoense.
Al 'profesor', como le llaman por su capacidad para comunicar y formar a los jóvenes, le costó llegar al éxito, sobre todo en su país. Tras no llegar a ser futbolista profesional, se sacó el título de entrenador y en 1994 comenzó su carrera en el modesto Cortuluá, el Deportivo de Cali y el Independiente de Medellín, que dejó al poco de llegar para hacerse cargo de las selecciones inferiores de Colombia.
Pasó por todas las categorías hasta llegar a la absoluta en febrero de 2004, pero fue cesado casi dos años después tras no lograr clasificarla para Alemania-2006.
No fue hasta 2007 cuando su carrera empezó a despegar a base de éxitos, cuando se hizo cargo de Honduras y la clasificó para el Mundial de 2010 tras 28 años de ausencia de la selección centroamericana. Pese a caer en primera ronda, aquel éxito le valió recibir la nacionalización hondureña.
Tras Sudáfrica, tomó los mandos de Ecuador, a la que también clasificó para la cita mundialista, en 2014, sin poder pasar de la primera fase, por lo que dejó le cargo.
Un año después de dejar la Tricolor recibió la propuesta de revivir al Verdolaga y los éxitos acabaron llegando.
- Posesión y combinación -
Los triunfos, además, han llegado con un vistoso estilo de juego, basado en la posesión y la combinación, lo que ha llevado a ser admirado en toda Sudamérica, un sentimiento que se ha acrecentado por la respuesta del Atlético Nacional tras la tragedia del Chapecoense.
Sus colaboradores destacan de él su capacidad 'de análisis única y un gran poder de conformación de equipos, priorizando el ser humano y lo colectivo', explicó hace unos meses a la AFP el preparador físico de Nacional Carlos Eduardo Velasco.
'Le gustan los libros de psicología y de motivación', agregó Alejandra, la mayor de los tres hijos de este Licenciado en Educación Física y con un posgrado de la Escuela Superior de Deportes de Alemania.
De hablar pausado y extremadamente educado, no todo es fútbol en la vida de Rueda. Su pasión oculta es el acordeón, instrumento insigne del vallenato, el género musical del Caribe de Colombia que conoció cuando a los cinco años sus padres se mudaron a Barrancabermeja (noreste).
En Japón tendrá la oportunidad de interpretar una de las mejores partituras de su vida y, sobre todo, dar a conocer a todo el mundo este fútbol que ha enamorado a Sudamérica.
Cuando Reinaldo Rueda se hizo cargo de Atlético Nacional hace un año y medio, el club de Medellín vivía de los recuerdos del equipo que maravilló a finales de los años 1980, pero transcurrido este tiempo, el técnico ha creado un equipo que está enamorando con su fútbol.
'Los únicos históricos en el Atlético Nacional eran los del 89. A ellos queríamos llegar y ése era el objetivo de nuestro proyecto', dijo el técnico este martes a menos de 24 horas de debutar en el Mundial de Clubes en la semifinal ante Kashima Antlers.
El equipo del 89 era el dirigido por Francisco Maturana y liderado por jugadores que marcaron el fútbol colombiano como el arquero René Higuita y el defensa Andrés Escobar, piezas clave en la selección que jugó los Mundiales de 1990 y 1994.
Aquella escuadra dio al fútbol colombiano su primera Copa Libertadores y obligó al gran Milan de Arrigo Sacchi y los holandeses a ir a la prórroga en la Copa Intercontinental, que viajó a Italia con un gol de Alberigo Evani a un minuto para los penales.
'Estos muchachos han vuelto a recobrar esas sensibilidad por ese fútbol que gusta a los antioqueños y a los aficionados de Atlético Nacional en toda Colombia', añade el técnico, que en el tiempo que lleva ha ganado el torneo de Clausura colombiano, la Copa Libertadores y llegó a la final de la Copa Sudamericana, que no se disputó por el trágico accidente aéreo del Chapecoense.
Al 'profesor', como le llaman por su capacidad para comunicar y formar a los jóvenes, le costó llegar al éxito, sobre todo en su país. Tras no llegar a ser futbolista profesional, se sacó el título de entrenador y en 1994 comenzó su carrera en el modesto Cortuluá, el Deportivo de Cali y el Independiente de Medellín, que dejó al poco de llegar para hacerse cargo de las selecciones inferiores de Colombia.
Pasó por todas las categorías hasta llegar a la absoluta en febrero de 2004, pero fue cesado casi dos años después tras no lograr clasificarla para Alemania-2006.
No fue hasta 2007 cuando su carrera empezó a despegar a base de éxitos, cuando se hizo cargo de Honduras y la clasificó para el Mundial de 2010 tras 28 años de ausencia de la selección centroamericana. Pese a caer en primera ronda, aquel éxito le valió recibir la nacionalización hondureña.
Tras Sudáfrica, tomó los mandos de Ecuador, a la que también clasificó para la cita mundialista, en 2014, sin poder pasar de la primera fase, por lo que dejó le cargo.
Un año después de dejar la Tricolor recibió la propuesta de revivir al Verdolaga y los éxitos acabaron llegando.
- Posesión y combinación -
Los triunfos, además, han llegado con un vistoso estilo de juego, basado en la posesión y la combinación, lo que ha llevado a ser admirado en toda Sudamérica, un sentimiento que se ha acrecentado por la respuesta del Atlético Nacional tras la tragedia del Chapecoense.
Sus colaboradores destacan de él su capacidad 'de análisis única y un gran poder de conformación de equipos, priorizando el ser humano y lo colectivo', explicó hace unos meses a la AFP el preparador físico de Nacional Carlos Eduardo Velasco.
'Le gustan los libros de psicología y de motivación', agregó Alejandra, la mayor de los tres hijos de este Licenciado en Educación Física y con un posgrado de la Escuela Superior de Deportes de Alemania.
De hablar pausado y extremadamente educado, no todo es fútbol en la vida de Rueda. Su pasión oculta es el acordeón, instrumento insigne del vallenato, el género musical del Caribe de Colombia que conoció cuando a los cinco años sus padres se mudaron a Barrancabermeja (noreste).
En Japón tendrá la oportunidad de interpretar una de las mejores partituras de su vida y, sobre todo, dar a conocer a todo el mundo este fútbol que ha enamorado a Sudamérica.