MADRID, ESPAÑA.- 'La política deportiva del club no va a cambiar por este partido' aseguró el técnico del Real Madrid Julen Lopetegui tras perder el miércoles la Supercopa de Europa, pero la derrota por 4-2 ante el Atlético siembra de dudas el proyecto blanco.
Tras conquistar en Kiev la 13ª Copa de Europa a finales de mayo, el Real Madrid ha vivido unos últimos meses de sobresaltos, primero con el adiós de Zinedine Zidane, el técnico que había conquistado tres Champions en dos años y medio, y después con la marcha de Cristiano Ronaldo, máximo goleador de la historia del club y artífice de los éxitos de los últimos años.
'Cualquier equipo echa de menos a Cristiano. Es un gran jugador y aquí ha probado que es el mejor del mundo. Pero Cristiano ya es pasado', dijo Casemiro tras el partido.
El Real Madrid, a diferencia de épocas anteriores en las que se invertían cifras faraónicas en la contratación de los mejores futbolistas, no ha cubierto por el momento la marcha del portugués, pero la derrota en Tallin podría llevar al club a tener que fichar uno o más jugadores antes del último día de agosto, cuando se cierre la ventana de traspasos.
'No soy yo quien ficha. Personalmente me gusta mucho la plantilla, ha cambiado poco. Somos un equipo fuerte y la temporada acaba de empezar', trató de tranquilizar el brasileño Marcelo.
Pero la prensa de fuera de España coincidió en el diagnóstico: 'Sin CR7 ya no es el Real', tituló la Gazzetta italiana. 'Este Real sí ha cambiado', rotuló por su parte el francés L'Equipe.
El problema ya no es sólo que el Real Madrid se ha quedado sin el jugador que promedió 50 goles en sus nueve temporadas como jugador blanco, sino que en los últimos dos años, a pesar de los éxitos europeos, el equipo parece debilitarse cada vez más.
Hace dos años abandonaron el club el colombiano James Rodríguez, el portugués Pepe y Álvaro Morata y en este último 'mercato' también se marchó el croata Mateo Kovacic. Jugadores que, sin ser titulares indiscutibles, tenían una aportación notable desde el banquillo.
El miércoles, cuando el Real Madrid se puso por debajo en el marcador en la prórroga, su técnico Julen Lopetegui miró al banquillo en busca de un revulsivo y lo único que se encontró con algo de garantías fue a Borja Mayoral. El otro delantero, el joven brasileño Vinicius Jr, acaba de llegar al club y tiene que hacer méritos para ganarse un puesto.
Las dudas no sólo están en el aspecto ofensivo. Los cuatro goles encajados ante el Atlético suponen la segunda mayor derrota del Real Madrid en una final internacional en toda su historia, después del 5-3 que le endosó el Benfica en la final de la Copa de Europa de 1962.
Errores defensivos
Los tres primeros goles atléticos llegaron tras fallos clamorosos de la defensa blanca: en el primero, Diego Costa se deshizo de los dos centrales madridistas con dos toques de cabeza, y el segundo y tercero llegaron tras pérdidas de balón de Marcelo y Raphaël Varane.
Y tampoco en esa zona está el Real Madrid sobrado de efectivos, ya que sólo cuenta con un Nacho que puede jugar en cualquier posición y con Álvaro Odriozola como recambio de Dani Carvajal en el lateral derecho. Marcelo sigue sin tener competencia de garantías.
Pese a todo, el Real Madrid dejó detalles para un cierto optimismo. Sobre todo en la primera parte, el equipo tuvo el sello de lo que quiere Lopetegui: posesión del balón, presión alta y mucha movilidad en la zona de ataque. Incuso no hubiese sido una sorpresa que se hubiese llevado el partido en los 90 minutos reglamentarios.
Pero la derrota en la capital de Estonia, que puso fin a una racha de 13 finales internacionales consecutivas para el Real Madrid (la última era la Copa Intercontinental de 2000 contra Boca Juniors por 2-1), puede obligar a la directiva blanca a intentar reforzar el equipo con algún fichaje.
Tras conquistar en Kiev la 13ª Copa de Europa a finales de mayo, el Real Madrid ha vivido unos últimos meses de sobresaltos, primero con el adiós de Zinedine Zidane, el técnico que había conquistado tres Champions en dos años y medio, y después con la marcha de Cristiano Ronaldo, máximo goleador de la historia del club y artífice de los éxitos de los últimos años.
'Cualquier equipo echa de menos a Cristiano. Es un gran jugador y aquí ha probado que es el mejor del mundo. Pero Cristiano ya es pasado', dijo Casemiro tras el partido.
El Real Madrid, a diferencia de épocas anteriores en las que se invertían cifras faraónicas en la contratación de los mejores futbolistas, no ha cubierto por el momento la marcha del portugués, pero la derrota en Tallin podría llevar al club a tener que fichar uno o más jugadores antes del último día de agosto, cuando se cierre la ventana de traspasos.
'No soy yo quien ficha. Personalmente me gusta mucho la plantilla, ha cambiado poco. Somos un equipo fuerte y la temporada acaba de empezar', trató de tranquilizar el brasileño Marcelo.
Pero la prensa de fuera de España coincidió en el diagnóstico: 'Sin CR7 ya no es el Real', tituló la Gazzetta italiana. 'Este Real sí ha cambiado', rotuló por su parte el francés L'Equipe.
El problema ya no es sólo que el Real Madrid se ha quedado sin el jugador que promedió 50 goles en sus nueve temporadas como jugador blanco, sino que en los últimos dos años, a pesar de los éxitos europeos, el equipo parece debilitarse cada vez más.
Hace dos años abandonaron el club el colombiano James Rodríguez, el portugués Pepe y Álvaro Morata y en este último 'mercato' también se marchó el croata Mateo Kovacic. Jugadores que, sin ser titulares indiscutibles, tenían una aportación notable desde el banquillo.
El miércoles, cuando el Real Madrid se puso por debajo en el marcador en la prórroga, su técnico Julen Lopetegui miró al banquillo en busca de un revulsivo y lo único que se encontró con algo de garantías fue a Borja Mayoral. El otro delantero, el joven brasileño Vinicius Jr, acaba de llegar al club y tiene que hacer méritos para ganarse un puesto.
Las dudas no sólo están en el aspecto ofensivo. Los cuatro goles encajados ante el Atlético suponen la segunda mayor derrota del Real Madrid en una final internacional en toda su historia, después del 5-3 que le endosó el Benfica en la final de la Copa de Europa de 1962.
Errores defensivos
Los tres primeros goles atléticos llegaron tras fallos clamorosos de la defensa blanca: en el primero, Diego Costa se deshizo de los dos centrales madridistas con dos toques de cabeza, y el segundo y tercero llegaron tras pérdidas de balón de Marcelo y Raphaël Varane.
Y tampoco en esa zona está el Real Madrid sobrado de efectivos, ya que sólo cuenta con un Nacho que puede jugar en cualquier posición y con Álvaro Odriozola como recambio de Dani Carvajal en el lateral derecho. Marcelo sigue sin tener competencia de garantías.
Pese a todo, el Real Madrid dejó detalles para un cierto optimismo. Sobre todo en la primera parte, el equipo tuvo el sello de lo que quiere Lopetegui: posesión del balón, presión alta y mucha movilidad en la zona de ataque. Incuso no hubiese sido una sorpresa que se hubiese llevado el partido en los 90 minutos reglamentarios.
Pero la derrota en la capital de Estonia, que puso fin a una racha de 13 finales internacionales consecutivas para el Real Madrid (la última era la Copa Intercontinental de 2000 contra Boca Juniors por 2-1), puede obligar a la directiva blanca a intentar reforzar el equipo con algún fichaje.