TEGUCIGALPA
Gustavo Uribe es colombiano y llegó a Honduras hace un año para tomar las riendas de la multinacional del cemento Argos. Su llegada no ha sido traumática, dice, pues ve a la región, y a Honduras, como una extensión de su país, lo que facilita la forma de hacer negocios entre ambas regiones.
“En Honduras yo no me he sentido extrenjero, simplemente siento que cambié de ciudad, de departamento; pero la distancia cultural entre los colombianos y los hondureños es muy corta, entonces eso facilita mucho que se den conversaciones de negocios, que se puedan hacer lazos entre las personas que son el principal motor para que las relaciones de negocios lleguen después”, dijo Uribe, quien asumió la dirección de Argos Honduras en enero de 2017.
“Centroamérica es una extensión natural de la geografía colombiana, la distancia cultural entre los colombianos y los hondureños es muy corta y eso facilita mucho que se den conversaciones de negocios, que se puedan hacer lazos entre las personas que son el principal motor para que las relaciones de negocios lleguen después”, agregó.
Esa facilidad se refleja en una diversa paleta de inversiones de capitales colombianos en diversos sectores productivos del país, como la multilatina Davivienda que llegó a la región en 2012, tras la adquisición de los activos del banco británico HSBC en Costa Rica, El Salvador y Honduras por 801 millones de dólares. Un año después (en 2013) lo hizo la cementera colombiana Argos, tras comprar el total de los activos de la multinacional francesa Lafarge en Honduras, 53.3%, por unos 306 millones de dólares.
Esa presencia se estará acrecentando “en la medida que el país siga dando señales de confianza a la inversión extranjera”.
En la gestión de Uribe, la multinacional ha empujado su negocio en Honduras con la inauguración el año pasado de una molienda en San Lorenzo, Valle y el anuncio de la construcción de una nueva molienda en la ciudad de Choloma, Cortés. Con ello, Argos tendrá cubiertos todos los corredores del desarrollo económico.
“No es extraño que eso se dé y en la medida que el país siga dando señales de confianza hacia la inversión exterior creo que se va a acrecentar cada vez más la presencia de la inversión colombiana”, destaca.
Un país de oportunidades
“En estas compañías industriales pensamos en el largo plazo, tenemos que tener presente las coyunturas de corto y mediano plazo, pero las apuestas y los movimientos son de largo plazo y nosotros en Honduras vemos una situación, una sociedad, un pueblo lleno de oportunidades. Nosotros queremos ser agentes positivos de cambio en esa transformación y en ese caminar que está viviendo el país”, apuntó.
Argos es un grupo multinacional colombiano que opera tres segmentos de negocios: infraestructura, donde se incluye el negocio cementero; energía y concesiones.
En Honduras tienen presencia con la cementera, pero su división de energía ya ha llegado al país para hacer estudios de factibilidad de una planta de energía solar en el plantel que la empresa maneja en Comayagua: Piedras Azules. Si esos estudios son viables técnica y financieramente se estarían invirtiendo en el parque solar alrededor de $10 millones.
Gustavo Uribe es colombiano y llegó a Honduras hace un año para tomar las riendas de la multinacional del cemento Argos. Su llegada no ha sido traumática, dice, pues ve a la región, y a Honduras, como una extensión de su país, lo que facilita la forma de hacer negocios entre ambas regiones.
“En Honduras yo no me he sentido extrenjero, simplemente siento que cambié de ciudad, de departamento; pero la distancia cultural entre los colombianos y los hondureños es muy corta, entonces eso facilita mucho que se den conversaciones de negocios, que se puedan hacer lazos entre las personas que son el principal motor para que las relaciones de negocios lleguen después”, dijo Uribe, quien asumió la dirección de Argos Honduras en enero de 2017.
“Centroamérica es una extensión natural de la geografía colombiana, la distancia cultural entre los colombianos y los hondureños es muy corta y eso facilita mucho que se den conversaciones de negocios, que se puedan hacer lazos entre las personas que son el principal motor para que las relaciones de negocios lleguen después”, agregó.
Esa facilidad se refleja en una diversa paleta de inversiones de capitales colombianos en diversos sectores productivos del país, como la multilatina Davivienda que llegó a la región en 2012, tras la adquisición de los activos del banco británico HSBC en Costa Rica, El Salvador y Honduras por 801 millones de dólares. Un año después (en 2013) lo hizo la cementera colombiana Argos, tras comprar el total de los activos de la multinacional francesa Lafarge en Honduras, 53.3%, por unos 306 millones de dólares.
Esa presencia se estará acrecentando “en la medida que el país siga dando señales de confianza a la inversión extranjera”.
En la gestión de Uribe, la multinacional ha empujado su negocio en Honduras con la inauguración el año pasado de una molienda en San Lorenzo, Valle y el anuncio de la construcción de una nueva molienda en la ciudad de Choloma, Cortés. Con ello, Argos tendrá cubiertos todos los corredores del desarrollo económico.
“No es extraño que eso se dé y en la medida que el país siga dando señales de confianza hacia la inversión exterior creo que se va a acrecentar cada vez más la presencia de la inversión colombiana”, destaca.
Un país de oportunidades
“En estas compañías industriales pensamos en el largo plazo, tenemos que tener presente las coyunturas de corto y mediano plazo, pero las apuestas y los movimientos son de largo plazo y nosotros en Honduras vemos una situación, una sociedad, un pueblo lleno de oportunidades. Nosotros queremos ser agentes positivos de cambio en esa transformación y en ese caminar que está viviendo el país”, apuntó.
Argos es un grupo multinacional colombiano que opera tres segmentos de negocios: infraestructura, donde se incluye el negocio cementero; energía y concesiones.
En Honduras tienen presencia con la cementera, pero su división de energía ya ha llegado al país para hacer estudios de factibilidad de una planta de energía solar en el plantel que la empresa maneja en Comayagua: Piedras Azules. Si esos estudios son viables técnica y financieramente se estarían invirtiendo en el parque solar alrededor de $10 millones.