Elecciones en Honduras

Una lucha de más de 200 años por sus derechos

“La Constitución de 1880 otorga el derecho al sufragio a los ciudadanos hondureños mayores de 21 años que tengan profesión, oficio, renta o propiedad”, dice en su tesis de maestría José Darío Cruz Zelaya, vicerrector UPN

16.11.2017

Tegucigalpa, Honduras
Hace más 200 años a las mujeres se les veía solo como instrumentos de procreación. No tenían siquiera derecho a aprender a leer y escribir.

Su labor se limitaba a las labores domésticas, a cuidar a sus hijos y atender a sus maridos, que muchas veces las dejaban abandonadas para enrolarse en los ejércitos que protagonizaban las guerras fratricidas.

Las bases de la educación pública y laica fueron sentadas por el ilustre repúblico Francisco Morazán, mientras años más tarde José Trinidad Reyes comenzó a hablar de los derechos de las mujeres con mensajes subliminales en las paredes de las parroquias. Pero no fue sino hasta la época de la Reforma Liberal (1876) de Soto y Rosa que las mujeres comenzaron a ver la luz de la educación.

Las luchas porque se les reconocieran sus derechos iniciaron con mayor protagonismo en las primeras décadas del siglo veinte con lideresas como Visitación Padilla y Graciela García, entre otras, que desafiaron poderes con convicción y optimismo.

En la década de los cuarenta hubo grandes debates en el Congreso sobre la conveniencia o no de que las mujeres obtuvieran su derecho al sufragio.

“La participación política de la mujer, sin embargo, se volvió pronto demasiado evidente para ser ignorada, y los propios partidos políticos tradicionales habían empezado a utilizarla a través de la formación de ‘comités electorales’, a menudo barriales, que formados por mujeres contribuirían al posible triunfo electoral”, recuerda el analista Sergio Bahr.

Pero llegó el año de 1954 mientras era jefe de Estado el nacionalista Julio Lozano, quien concedió a las mujeres el derecho a elegir y ser electas.

Poco a poco fueron incursionando como candidatas a diputadas pero con poca presencia. También como candidatas a alcaldesas bajo escenarios parecidos.

En la década de los ochenta, Gloria Mejía de Jalil fue precandidata presidencial por el Partido Liberal.

Posteriormente, en 1997, Nora de Melgar se convirtió en la primera candidata presidencial en la historia política hondureña seguida de Xiomara Castro en 2013.