Las autoridades del Partido Anticorrupción (Pac) y los grupos disidentes no lograron ponerse de acuerdo y ahora será el Tribunal Supremo Electoral (TSE) el ente que, mediante resolución, le pondrá fin a la crisis interna de esta entidad política liderada por Salvador Nasralla.
La crisis se agravó el lunes cuando, en conferencia de prensa, Nasralla anunció, en su condición de presidente del Consejo Nacional (máximo órgano de dirección del Pac), que solo dos corrientes pasaron los requisitos para participar en las elecciones internas del Pac, ahora adelantadas para el 9 de abril.
Estas corrientes son Unidos por Honduras, que preside Marlene Alvarenga, y Movimiento Salvador Nasralla, que encabeza el virtual candidato de la alianza opositora.
Por consiguiente, quedan fuera de este proceso por no cumplir supuestamente los requisitos diez corrientes: Movimiento Acción Ciudadana, que lidera el jefe de la bancada en el Congreso Nacional, Walter Banegas, y nueve movimientos que le daban respaldo a Marlene Alvarenga.
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No hubo conciliación
El viernes el TSE dio plazo hasta este martes a las 12:00 de la medianoche a las partes en conflicto para que conciliaran y, unidas, emitieran una declaración sobre la fecha en que se realizarán sus elecciones internas, la forma en que se escogerán a sus autoridades y el número de corrientes a participar.
Nasralla el fin de semana estuvo reunido en Siguatepeque con el jefe de la bancada, pero no lograron ponerse de acuerdo.
Más bien circuló una versión según la cual Nasralla les habría dicho que se quedaran con el partido, puesto que él es el único líder a quien las bases del Pac seguirán al convertirse en el candidato presidencial de la alianza constituida con los partidos Libre y Pinu.
Nasralla no dio tiempo a que se le preguntara sobre esta versión al haber abandonado la conferencia de prensa.
Ahí quedaron Fátima Mena y Rafael Padilla, miembros del Consejo Nacional, así como Juan Manuel Matute y Antonio García.