Fenómeno “gota fría”
Tegucigalpa, Honduras
El Plan de Frontera Sur que México desarrolla desde 2014 para evitar el ingreso de emigrantes a su territorio es ahora el mayor obstáculo para miles de hondureños que desean cumplir el “sueño americano”.
En Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Tabasco la seguridad migratoria se incrementó, presuntamente con el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos.
El plan ha tenido consecuencias y de 69,370 deportaciones de hondureños que se registraron en 2016, 47,678 fueron en territorio mexicano contra 21,587 que se dieron en los Estados Unidos, según cifras del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (Conmigho).
Según un análisis detallado de Manuel Antonio Flores, máster en Población y Desarrollo y profesor de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), este fenómeno se cataloga como “muro invisible”.
Su investigación es plasmada en el documento “Los migrantes hondureños en los nuevos tiempos”, publicado este año.
Políticas migratorias
La implementación de este plan podría ser considerada igual al muro de cemento que construye Estados Unidos en la frontera con México.
Para Graco Pérez, analista internacional, la implementación de un “muro invisible” que corte el paso de hondureños en México es solo parte de las políticas migratorias que cada gobierno implementa en su territorio.
Pérez analizó en base al documento que, en efecto, ahora el tránsito de migrantes se retiene en México, pero no se trata de ningún tipo de traición, sino de una protección contra la competencia.
“Los mexicanos también desean llegar a los Estados Unidos y a menor cantidad de extranjeros en la frontera con Estados Unidos, mayor oportunidad para su gente”.
Además mencionó que en el momento que México tuvo algún tipo de fricción con la orden del presidente Trump de crear un muro, los países del Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala) se llamaron al silencio.
“Cada gobierno decide cómo implementar el resguardo de su territorio”, detalló.
Cabe mencionar que los retornos de estas personas desde México son vía terrestre, en cambio, desde los Estados Unidos es vía aérea, lo que representa para los norteamericanos un ahorro económico.
Mientras esto pasa, la lucha para los hondureños por cumplir sus sueños cada vez es más difícil.
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