Maryland, Estados Unidos
Marta Rodríguez emprendió el viaje de su vida hace 13 años cuando dejó Honduras para buscar el ' sueño americano' y darle una mejor vida a su hijo con discapacidad que se quedó en el país.
La hondureña, está enfrentando uno de los momentos más difíciles de su vida, ya que podría ser retornada a Honduras junto a sus seis hijos.
La catracha asistió el miércoles a su cita en la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) como lo viene haciendo desde 2009. En esta ocasión se salvó por dos meses de ser deportada de los Estados Unidos, pero tendrá que regresar en julio para saber cuál será el futuro de ella y de sus hijos en ese país.
Marta, no descarta en solicitar asilo político, pese a que el gobierno de Donald Trump está poniendo trabas en el proceso.
La catracha trabaja como empleada doméstica, es dueña de casa, tres de sus hijos estan bajo el DACA, tiene permiso temporal de trabajo, es el sustento para su familia y se encuentra al día con sus impuestos.
Pero, para suerte de Marta, no se encuentra sola. Decenas de activistas, religiosos y su abogado están haciendo lo posible para que la hondureña siga residiendo en ese país.
Marta Rodríguez emprendió el viaje de su vida hace 13 años cuando dejó Honduras para buscar el ' sueño americano' y darle una mejor vida a su hijo con discapacidad que se quedó en el país.
La hondureña, está enfrentando uno de los momentos más difíciles de su vida, ya que podría ser retornada a Honduras junto a sus seis hijos.
La catracha asistió el miércoles a su cita en la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) como lo viene haciendo desde 2009. En esta ocasión se salvó por dos meses de ser deportada de los Estados Unidos, pero tendrá que regresar en julio para saber cuál será el futuro de ella y de sus hijos en ese país.
Marta, no descarta en solicitar asilo político, pese a que el gobierno de Donald Trump está poniendo trabas en el proceso.
La catracha trabaja como empleada doméstica, es dueña de casa, tres de sus hijos estan bajo el DACA, tiene permiso temporal de trabajo, es el sustento para su familia y se encuentra al día con sus impuestos.
Pero, para suerte de Marta, no se encuentra sola. Decenas de activistas, religiosos y su abogado están haciendo lo posible para que la hondureña siga residiendo en ese país.