Desde 2008, Ramiro Ocasio inició una cruzada para recaudar fondos para los niños de Honduras. Su labor anónima pasó desapercibida hasta que en 2013, un acto de valentía le ganó un espacio en los diarios de Nueva York, ciudad donde reside.
Ocasio se trasladó a vivir a Estados Unidos cuando tenía 19 años y desde entonces vive en Queens, Nueva York, donde trabaja para una firma de abogados como asistente de registro.
Hace dos años, un acto de heroismo lo convirtió en noticia, al salvar a un anciano que cayó sobre las vías del tren en la estación de Lexington Avenue de Manhattan.
'Mi vida ha cambiado para bien desde el incidente del tren', dijo el héroe hondureño de 35 años al diario Daily News.
El joven logró lanzar a la plataforma al anciano, pero quedó atrapado en las vías. Al contemplar su acción, un grupo de viajeros se acercó para socorrerlo, segundos antes de que el tren pasara justo frente a la estación.
A raíz del suceso, Ocasio creó una fundación sin fines lucrativos para ayudar a los niños de Honduras.
La Fundación para la Educación en Honduras nació después de uno de los viajes anuales de Ocasio al país, con el objetivo de ayudar a comprar alimentos para las personas que padecen hambre, así como suministros y materiales de construcción para las escuelas locales.
Al inicio, Ramiro logró recaudar un par de miles de dólares para la causa, la mayoría de fondos propios o donaciones de sus amigos; pero luego de que su acto heróico se hiciera público a través de los medios, el impulso para la buena causa creció.
'Lo que supe después fue que la gente ve muchas noticias por aquí y el dinero comenzó a llegar', afirmó.
El joven recibió más de 9,000 dólares, los que usó para remodelar una escuela en Honduras.
A la fecha, Ocasio ha recaudado más de 20,000 dólares que serán invertidos en la construcción de nuevas instalaciones para la escuela Santiago Morales de El Progreso, la cual cuenta con solo dos aulas para 97 alumnos.
El proyecto, que comienza en marzo, contará en total con cuatro aulas y una zona de juegos para la escuela, junto con mochilas, útiles escolares y camisetas de fútbol para sus estudiantes.
'Es increíble, es como una película. Nunca pensé ni en un millón de años que terminaría de esta manera', comentó el hondureño.
La Fundación para la Educación en Honduras fue certificada en septiembre con apoyo de una firma de abogados para la cual labora el catracho.