La Habana, Cuba
La actividad política de Fidel Castro era casi tan activa como su actividad amorosa. El líder de la Revolución Cubana falleció a los 90 años y atesoró grandes amores.
Dicen que era un hombre muy celoso de su intimidad, y según el ‘New York Post’, Castro llegó a compartir juegos de alcoba con más de 35,000 mujeres, una elevada cifra que evidenciaría que ha sido un gran conquistador en el terreno amoroso, más allá de su alargada figura política.
Mirta y Dalia, las dos esposas oficiales
Mirta Díaz-Balart fue su primera esposa, la conoció en la universidad en 1946 y, a pesar de que no contaba con la aprobación familiar, finalmente no dudaron en dar el visto bueno para que contrajeran nupcias dos años después. Díaz Balart provenía de una familia del régimen de Fulgencio Batista, fiel a los Estados Unidos.
Su matrimonio no fue especialmente estable a consecuencia de las sonadas infidelidades y duró tan solo siete años. De su unión nació Fidel Ángel (Fidelito), su primer hijo dentro del matrimonio.
Luego Fidel Castro cayó rendido a los pies de Dalia Soto del Valle 10 años después. Esta dama preocupada por la alfabetización de la isla, le dio otros cinco hijos, todos varones y con nombres que empiezan por ‘a’: Alejandro, Antonio, Ángel, Alex y Alexis. Dicen que esta obsesión le viene por la pasión de Castro por Alejandro Magno, quizá por eso tres de sus hijos tienen nombres derivados de este.
Soto del Valle fue conocida como la “primera dama invisible” porque huye de las cámaras y se mantiene al lado del líder casi invisible. Cerca de los 60, rubia y de ojos verdes, lleva el hogar del líder pero nunca se mete en su vida pública.
Sus amantes
Celia Sánchez Manduley es una de sus amantes más respetadas por la sociedad cubana. Fue clave en el alzamiento de Fidel Castro al poder y tras participar activamente en la lucha armada como guerrillera, se convirtió en secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba.
Sánchez murió de un cáncer pulmonar en 1980 y permaneció en la órbita íntima de Castro hasta el final.
Natalia Revuelta fue un personaje de la alta sociedad cubana. Vendió sus joyas para sufragar armas y escribió a Castro a la cárcel tras la toma fallida del cuartel Moncada. Se hicieron amantes tras su liberación, aunque ambos estaban casados. Sus uniones no eran impedimentos a sus encuentros e incluso tuvieron una hija, Alina Fernández, que creció con el apellido de su padrastro para no despertar suspicacias.
Marita Lorenz es la única de las amantes de Castro que ha buscado beneficio, y su historia parece de película. Con raíces alemanas y estadounidenses y víctima del régimen nazi, emigró tras la Segunda Guerra Mundial a Estados Unidos junto a sus padres tras ser rescatada de un campo de concentración a los 7 años.
Su calvario no terminó aquí, ya que sufrió una violación por uno de los soldados que facilitó su liberación, una sensación agridulce que no le impidió asociarse con la CIA y cumplir con el encargo de acercarse a Fidel Castro para conocer de cerca al ‘enemigo’. Tan de cerca, que llegó incluso a enamorarse de él. No obstante, su relación extramatrimonial no duró más que siete meses y terminó con un aborto.
La CIA la adiestró para odiar a su amante y para regresar a sus brazos con el único propósito de acabar con su vida, pero él era conocedor de sus planes.
Ella misma narró este capítulo de su vida: “Sacó la pistola de su funda. Pensé que iba a pegarme un tiro, pero me la dio y me preguntó: ‘¿Has venido a matarme?’ Dio una calada al puro y cerró los ojos. Se mostró vulnerable ante mí, porque sabía que no podría hacerlo. Aún me amaba y yo a él”.
María Laborde era de Santiago de Cuba y miembro del Partido Ortodoxo, y le había escrito cuando estuvo preso tras el fracaso de la toma del cuartel de Moncada.
Tuvieron una relación “de sólo tres días”, de la que nació Jorge Ángel, el verdadero primogénito de Fidel Castro porque nació seis meses antes que Fidelito, según un guardaespalda del comandante que huyó a los Estados Unidos.
Micaela Cardoso también aparece como una de esas 35,000 mujeres que se dejaron querer por el líder comunista, aunque fuese por escasas horas. Su historia de amor logró permanecer oculta, pero no el hecho de que Cardoso le dio otra hija a Fidel, Francisca Pupo. La hija de Castro es maestra y vive en Miami desde 1998.
Fidel se hizo cargo de su manutención, aunque fueron sus hermanos Lidia y Raúl quienes protegieron a Pupo cuando era niña.
Isa Dobles, periodista venezolana, que tenía un programa en la televisión cubana en los años 80. Según la periodista Ann Lousie Bardach afirma que se separaron en malos términos con el líder cubano y fue escoltada al aeropuerto en 1992, nunca contó nada.
Según su exguardaespaldas, Juan Reinaldo Sánchez, Castro tuvo relaciones con su traductora Juanita Vera, hoy coronel de Inteligencia. Según ABC Vera confesó al escolta que Fidel era el padre de su hijo Abel.
Según el Daily Mail, el revolucionario también tuvo por amante a su intérprete de francés, Pilar.
El revolucionario, que según el New York Post se acostó con más de 35,000 mujeres, dos al día durante 40 años, calificaba a sus amantes de “tribu”.
+ Desacuerdos y lealtades de la familia de Fidel Castro
La actividad política de Fidel Castro era casi tan activa como su actividad amorosa. El líder de la Revolución Cubana falleció a los 90 años y atesoró grandes amores.
Dicen que era un hombre muy celoso de su intimidad, y según el ‘New York Post’, Castro llegó a compartir juegos de alcoba con más de 35,000 mujeres, una elevada cifra que evidenciaría que ha sido un gran conquistador en el terreno amoroso, más allá de su alargada figura política.
Mirta y Dalia, las dos esposas oficiales
Mirta Díaz-Balart fue su primera esposa, la conoció en la universidad en 1946 y, a pesar de que no contaba con la aprobación familiar, finalmente no dudaron en dar el visto bueno para que contrajeran nupcias dos años después. Díaz Balart provenía de una familia del régimen de Fulgencio Batista, fiel a los Estados Unidos.
Su matrimonio no fue especialmente estable a consecuencia de las sonadas infidelidades y duró tan solo siete años. De su unión nació Fidel Ángel (Fidelito), su primer hijo dentro del matrimonio.
Luego Fidel Castro cayó rendido a los pies de Dalia Soto del Valle 10 años después. Esta dama preocupada por la alfabetización de la isla, le dio otros cinco hijos, todos varones y con nombres que empiezan por ‘a’: Alejandro, Antonio, Ángel, Alex y Alexis. Dicen que esta obsesión le viene por la pasión de Castro por Alejandro Magno, quizá por eso tres de sus hijos tienen nombres derivados de este.
Soto del Valle fue conocida como la “primera dama invisible” porque huye de las cámaras y se mantiene al lado del líder casi invisible. Cerca de los 60, rubia y de ojos verdes, lleva el hogar del líder pero nunca se mete en su vida pública.
Sus amantes
Celia Sánchez Manduley es una de sus amantes más respetadas por la sociedad cubana. Fue clave en el alzamiento de Fidel Castro al poder y tras participar activamente en la lucha armada como guerrillera, se convirtió en secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba.
Sánchez murió de un cáncer pulmonar en 1980 y permaneció en la órbita íntima de Castro hasta el final.
Natalia Revuelta fue un personaje de la alta sociedad cubana. Vendió sus joyas para sufragar armas y escribió a Castro a la cárcel tras la toma fallida del cuartel Moncada. Se hicieron amantes tras su liberación, aunque ambos estaban casados. Sus uniones no eran impedimentos a sus encuentros e incluso tuvieron una hija, Alina Fernández, que creció con el apellido de su padrastro para no despertar suspicacias.
Marita Lorenz es la única de las amantes de Castro que ha buscado beneficio, y su historia parece de película. Con raíces alemanas y estadounidenses y víctima del régimen nazi, emigró tras la Segunda Guerra Mundial a Estados Unidos junto a sus padres tras ser rescatada de un campo de concentración a los 7 años.
Su calvario no terminó aquí, ya que sufrió una violación por uno de los soldados que facilitó su liberación, una sensación agridulce que no le impidió asociarse con la CIA y cumplir con el encargo de acercarse a Fidel Castro para conocer de cerca al ‘enemigo’. Tan de cerca, que llegó incluso a enamorarse de él. No obstante, su relación extramatrimonial no duró más que siete meses y terminó con un aborto.
La CIA la adiestró para odiar a su amante y para regresar a sus brazos con el único propósito de acabar con su vida, pero él era conocedor de sus planes.
Ella misma narró este capítulo de su vida: “Sacó la pistola de su funda. Pensé que iba a pegarme un tiro, pero me la dio y me preguntó: ‘¿Has venido a matarme?’ Dio una calada al puro y cerró los ojos. Se mostró vulnerable ante mí, porque sabía que no podría hacerlo. Aún me amaba y yo a él”.
María Laborde era de Santiago de Cuba y miembro del Partido Ortodoxo, y le había escrito cuando estuvo preso tras el fracaso de la toma del cuartel de Moncada.
Tuvieron una relación “de sólo tres días”, de la que nació Jorge Ángel, el verdadero primogénito de Fidel Castro porque nació seis meses antes que Fidelito, según un guardaespalda del comandante que huyó a los Estados Unidos.
Micaela Cardoso también aparece como una de esas 35,000 mujeres que se dejaron querer por el líder comunista, aunque fuese por escasas horas. Su historia de amor logró permanecer oculta, pero no el hecho de que Cardoso le dio otra hija a Fidel, Francisca Pupo. La hija de Castro es maestra y vive en Miami desde 1998.
Fidel se hizo cargo de su manutención, aunque fueron sus hermanos Lidia y Raúl quienes protegieron a Pupo cuando era niña.
Isa Dobles, periodista venezolana, que tenía un programa en la televisión cubana en los años 80. Según la periodista Ann Lousie Bardach afirma que se separaron en malos términos con el líder cubano y fue escoltada al aeropuerto en 1992, nunca contó nada.
Según su exguardaespaldas, Juan Reinaldo Sánchez, Castro tuvo relaciones con su traductora Juanita Vera, hoy coronel de Inteligencia. Según ABC Vera confesó al escolta que Fidel era el padre de su hijo Abel.
Según el Daily Mail, el revolucionario también tuvo por amante a su intérprete de francés, Pilar.
El revolucionario, que según el New York Post se acostó con más de 35,000 mujeres, dos al día durante 40 años, calificaba a sus amantes de “tribu”.
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