Tegucigalpa, Honduras
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó en una entrevista para la revista Time -que lo eligió Personaje del año- que llegó el momento de poner fin a las pandillas centroamericanas que causan violencia en Estados Unidos.
La declaración ha coincidido con el nombramiento del John Kelly, exprimer mando del Comando Sur, como Secretario de Seguridad Nacional.
Conocido como “El Halcón”, Kelly conoce mejor que nadie los territorios de la frontera sur (México y Centroamérica) donde los pandilleros ejercen actos ilícitos, por lo que Trump no ha hecho más que dar señales de un plan de combate contra estos grupos criminales.
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“Están matando y violando a todo el mundo allá. Son ilegales. Y llegó su fin”, amenazó Trump durante la entrevista de la publicación antes mencionada.
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Trump considera que la presencia de estos grupos en Estados Unidos son una amenaza enorme para la seguridad de su país, por lo que también buscará combatirlas interna y externamente.
Las pandillas de origen mexico-salvadoreñas en los años ochenta en Los Ángeles y otros estados del sur, tienen presencia plena en Honduras, Guatemala y El Salvador y otras pequeñas facciones en España e Italia, esto último según publicó el sitio digital salvadoreño El Faro.
“Ellos vienen de Centroamérica. Son más aguerridos que cualquier persona con la que uno se haya topado”, recalcó el magnate republicano.
No se sabe a cabalidad aún, sí Trump autorizará el combate directo en Centroamérica de los pandilleros, pero sí es claro que con Kelly al mando buscará tener la frontera lo más “limpia” posible.
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Alivio y preocupación
Al conocerse esta declaración del presidente electo, no hay duda que muchos pueden verlo con ojo de esperanza, sobre todo en los países del Triángulo Norte centroamericano, pero también debe haber preocupación porque en las futuras acciones que pueda tomar la seguridad estadounidenses, muchos inocentes podrían ser deportados.
Es decir, Estados Unidos podría acusar a cualquier migrante de pandillero y comenzar un proceso judicial con él o bien una deportación. Esto es motivo de preocupación en varios grupos y organización que velan en favor de los migrantes.
El presidente Trump prometió durante la campaña expulsar a más de once millones de migrantes hispanoamericanos en estado ilegal del país y que además construiría un enorme muro en la frontera con México.
Aunque hay que decir que en los últimos meses ha variado un poco su discurso y ha dicho que podrá generar permisos de trabajos para aquellos que quieran quedarse trabajando en labores agrícolas.
También ha mencionado que podrá ser consecuente de una política que permita a los dreamers (jóvenes que ya son productivos para el país y que llegaron niños a Estados Unidos en la última década con Barack Obama) tener la oportunidad de quedarse en la nación del norte.
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