Un pastor que estuvo prófugo casi dos años después de que lo declararan culpable de cargos de agresión sexual en New Jersey quizá intentó quitarse sus huellas dactilares, dijo el viernes una fiscal.
Gregorio Martínez tenía los 10 dedos de sus manos ensangrentados y vendados cuando lo detuvieron en agosto en Honduras, afirmó la fiscal adjunta Linda Claude-Oben en un tribunal.
Martínez, de 49 años, fue predicador pentecostal en Jersey City. El año pasado lo declararon culpable de abusar sexualmente de un chico de 13 años al que conoció en la iglesia. Según los fiscales, después huyó a Nicaragua.
El acusado compareció el viernes ante un tribunal en Jersey City, según el periódico NJ.com (http://bit.ly/2hgEcQG ).
John Young Jr., juez de la corte superior del condado Hudson, dispuso que Martínez continúe detenido sin derecho a fianza mientras le dictan sentencia el 24 de marzo.
'Es obvio que el señor Martínez no tenía intención de regresar, de no haber sido por el extraordinario esfuerzo de la ley para garantizar su retorno', declaró Young. 'Si se le da la oportunidad, huirá nuevamente'.
Martínez afronta una condena de hasta cinco años de prisión.
El procesado también enfrenta cargos adicionales porque tres jóvenes de 19 años lo acusaron de agresión sexual después del veredicto condenatorio inicial.
El juez le fijó una fianza de un millón de dólares por esos cargos en conjunto.
En el tribunal, Martínez sólo dijo que no sabía a quién se refería el juez cuando utilizó las iniciales de los tres jóvenes.
De acuerdo con un artículo publicado en mayo en NJ.com, Martínez se había escondido en la población de Estelí, Nicaragua, donde había conseguido un cargo en una iglesia.
Miembros de la congregación dijeron que Martínez era carismático y predicaba con regularidad durante festivales religiosos y en iglesias.
Él afirmaba que podía curar y expulsar demonios, y con frecuencia solía hablar en lenguas.