A pocos días de iniciado un gobierno en el que prometió profundos cambios, el presidente Donald Trump ha sido blanco de grandes protestas, ha desafiado a periodistas que cuestionaron sus declaraciones sustentadas en hechos dudosos y ha emitido una cantidad de órdenes ejecutivas.
La velocidad y el alcance de todo esto han causado desasosiego en mucha gente e incluso personas que querían un cambio están desconcertadas con el caos que se ha generado.
'Vivimos un momento muy frágil', dijo Margaret Johnson, de Germantown, Maryland, quien tiene un pequeño negocio de traducciones. 'No sabemos lo que se viene. El país está dividido. Hay mucho temor. Creo que estamos en uno de esos momentos en que las cosas pueden tomar cualquier rumbo y cuesta decir cuál será ese rumbo'.
Esa incertidumbre se refleja en la iglesia del pastor Mike Bergman en Adrian, Missouri, 64 kilómetros (40 millas) al sur de Kansas City, donde muchos fieles se consideran conservadores y apoyan el retiro de fondos a instituciones que ofrecen aborto decidido por el gobierno.
Pero numerosos feligreses expresan dudas respecto a la decisión de suspender la admisión de refugiados y visitantes de siete países mayormente musulmanes, y sus temores sobre la seguridad del país van acompañados de inquietud en torno a las necesidades de los refugiados y a la posibilidad de que la retórica de Trump pueda agrandar la brecha que hay en el país.
'Hay preocupación acerca de qué tan profundas serán las divisiones. Hay preocupación en torno a la retórica política, acerca de cómo todo esto va a acentuar las divisiones en la comunidad y generar más animosidad entre la gente. No me siento muy optimista en estos momentos', añadió.
Trump no es el primer presidente que asume con promesas de grandes cambios en medio de un profundo escepticismo.
Pero Kevin Boyler, profesor de historia estadounidense en la Northwestern University, opina que el nuevo gobierno ha pasado a ser el eje de un extraordinario movimiento político.
Boyle ve algunos paralelos con la era de Ronald Reagan en los esfuerzos de Trump por cambiar el papel del gobierno.
La predisposición del gobierno a explotar las divisiones en lugar de tratar de calmar las aguas recuerda un poco la época de Richard Nixon. Y las protestas multitudinarias traen a la memoria la agitación de la década de 1960. A pesar de todo eso, Boyle opina que las tensiones generadas por el gobierno de Trump son algo único.
'No puedo pensar en mi vida adulta en ningún momento que se compare a este', manifestó. 'El nivel de tensiones entre estas dos visiones contrastantes del país tiene que ser resuelto de un modo u otro'.
Las medidas de Trump preocupan a Suzanne Kawamleh, estudiante de posgrado de 24 años nacida en Chicago, hija de inmigrantes sirios.
El sábado a la noche Kawamleh dice que participó en una manifestación frente al aeropuerto de Chicago para protestar la orden de impedir el ingreso de refugiados sirios.
Al día siguiente le contó a una muchedumbre congregada frente a un juzgado de Bloomington, Indiana, cómo su familia había escapado de Siria en barco y terminado en un campamento de refugiados antes de llegar a Alemania.
Contó también que el año pasado ella y su padre fueron bajados de un avión para ser interrogados cuando volvieron del Líbano, donde trabajaron como voluntarios en un campamento de refugiados. Esa investigación, no obstante, es nada comparado con la orden ejecutiva de Trump, que hizo que un amigo de la familia de Siria que había venido a visitar a un pariente enfermo se volviese al Medio Oriente el sábado.
'Apenas emitieron la orden, todo cambió. No se dio a nadie la oportunidad de defenderse', se lamentó. 'Pareciera que todo está en el aire. Nadie sabe qué está pasando'.
Durante el último fin de semana, la maestra Dee Burek organizó una charla sobre los primeros días de la presidencia de Trump entre alumnos de séptimo y octavo grado en una clase de periodismo.
Los estudiantes se mostraron molestos con las declaraciones falsas del secretario de prensa de la Casa Blanca Sean Spicer y por una entrevista con el asesor de Trump Steve Bannon en la que se comparó con Darth Vader, un personaje de Star Wars.
Cuando una niña comparó a Trump con Dolores Umbridge, el personaje de Harry Potter que motivó una revuelta estudiantil tras disponer una serie de duros decretos, sus compañeros coincidieron con ella, según Burek.
'Como maestra, trato de presentar los argumentos de ambos bandos y cuando les leo artículos (sobre el gobierno de Trump), ellos se escandalizan', comentó Burke, quien enseña en Allentown, Nueva Jersey. 'Me dicen 'estamos en Estados Unidos, ¿cómo pueden suceder estas cosas?'. Y yo les digo que no tengo respuesta a esa pregunta'.
Hay quienes dicen que lo que ha hecho Trump hasta ahora es justo lo que necesita el país. Pero toman nota de las reacciones.
Juan Villamizar, de 52 años, dueño de un negocio que instala pisos, de West Hartford, Connecticut, dice que apoya la orden ejecutiva de Trump sobre los refugiados y piensa que el país está en la senda indicad. Pero lo descorazona ver las respuestas negativas a lo que está haciendo Trump.
'Pienso que la gente debe respirar hondo y leer la constitución', expresó.
Durante la campaña presidencial, Brenda Horvath colocó frente a su casa un gran cartel que decía 'Hillary a la cárcel' y otro que rezaba 'Devolvámosle su grandeza a EEUU'. Cree que Trump debería cambiar de tono y decir las cosas sin ofender a nadie.
'Puedes escuchar a la gente equivocada y equivocarte tú mismo. Ojalá empiece a escuchar a la gente indicada', comentó.
Yatziri Tovar, una estudiante universitaria de 24 años de Nueva York que vino de niña de México, se siente alentada por la movilización de la gente para protestar las políticas de Trump. Habló durante un acto que ayudó a organizar como integrante de una organización de defensores de los inmigrantes al que asistieron 30.000 personas.
'Hay mucha confusión, algunos momentos tenebrosos, pero al mismo tiempo la gente se está uniendo', dijo Tovar, quien se acogió al programa de Barack Obama que dejó en suspenso la deportación de cientos de miles de jóvenes que fueron traídos al país ilegalmente cuando eran niños.
John Fusaro, agente del servicio de inmigración de Dallas que votó por Trump, dice que los manifestantes 'están tratando de agitar el avispero. No le han dado una oportunidad'.
Cree que la agitación actual va a ser 'la norma'.
Una sobrina suya ha participado en algunas protestas y Fusaro le dijo en un mensaje: 'Dale tiempo. Todo va a salir bien'.
Ella no le ha respondido.