El presidente estadounidense, Donald Trump, presentará este martes ante las dos cámaras del Congreso su plan general de gobierno, en su primer mensaje a los legisladores y a todo el país en el que dará su visión de las prioridades nacionales.
El discurso del presidente, previsto para las 9 de la noche (0200 GMT del miércoles), será en la Cámara de Representantes y se espera que Trump ofrezca una guía de su administración y defienda los pasos para cumplir sus promesas de campaña.
El nuevo mandatario tendrá también una oportunidad de ofrecer al país una explicación sobre los avances y retrocesos de su gestión desde que asumió la Casa Blanca el 20 de enero, en especial la espectacular polémica por sus iniciativas respecto a los inmigrantes y refugiados.
Una amplia reforma del sistema impositivo, la decisión de reformar nuevamente el sistema de salud público y un sensible aumento de 54.000 millones de dólares en el presupuesto militar deberán ser algunos de los puntos centrales de su esperado discurso.
Si bien un recorte de los impuestos constituye una propuesta fundamental del conservador partido Republicano, la promesa de Trump de anular y sustituir el sistema de salud pública heredado de Barack Obama (Obamacare) es hasta ahora un verdadero dolor de cabeza para la Casa Blanca y para los legisladores.
Si bien el gobierno parece dispuesto a eliminar de un plumazo el sistema Obamacare, hasta ahora no ha surgido una propuesta clara para sustituirlo.
El desmantelamiento del sistema podría dejar unos 20 millones de personas sin cobertura médica, un escenario que también atormenta a los congresistas conservadores.
Legisladores bajo presión
Al hablar ante el Congreso, Trump estará en un territorio favorable, ya que el partido Republicano controla las dos cámaras, aunque igualmente deberá mantener constantemente abiertos canales de diálogo.
Los republicanos, por ejemplo, tienen mayoría en el Senado pero cinco semanas después de la investidura presidencial aún no dieron su anuencia a todos los nominados para el gabinete ministerial (en parte, debido al bloqueo de los demócratas).
En las últimas semanas, legisladores republicanos que realizaron audiencias en sus distritos electorales sufrieron en carne propia la furia de los electores ante la posibilidad de que el gobierno desmonte el sistema Obamacare sin ofrecer una alternativa.
Y los congresistas trasladan esas presiones a la Casa Blanca.
De igual manera, el Congreso deberá discutir y en última instancia aprobar el presupuesto federal, de modo que la Casa Blanca tendrá largas y agotadoras negociaciones por delante.
En ese cuadro, el partido parece dividido entre un ala más a la derecha que quiere la erradicación simple y llana del Obamacare y un sector más pragmático que evalúa el impacto electoral de una medida de esa naturaleza.
El lunes, en una reunión con gobernadores, Trump insistió en la decisión de anular y substituir el Obamacare, pero concedió que la solución estaba lejos de ser tan fácil.
'Nadie se imaginó que el sistema de salud fuera tan complicado', se quejó.
Gastos militares
Después de esa reunión con gobernadores, Trump adelantó algunos de los detalles de su proyecto de presupuesto federal, que deja en evidencia las prioridades del nuevo gobierno.
En este sentido, Trump dejó claro que su proyecto de presupuesto para el próximo año fiscal estará basado en la 'seguridad nacional', y su propuesta más llamativa es un aumento de 54.000 millones de dólares en la partida destinada a los gastos militares.
El presupuesto estadounidense para defensa aprobado para el año fiscal en curso (incluye el Departamento de Defensa, actividades nucleares de defensa y otras relacionadas) asciende nada menos que a 615.000 millones de dólares.
Este presupuesto en casi el triple del de China, que tiene el segundo mayor en términos militares, y casi ocho veces superior al de Rusia, de acuerdo con el instituto especializado sueco Sipri, aunque Trump considera que no es suficiente.
Un aumento de esta magnitud en los gastos militares, admitió el presidente, obligará necesariamente a un recorte en otras áreas, y de acuerdo con versiones de prensa, las más afectadas serán protección ambiental, el aparato diplomático y los planes de ayuda internacional.
El director de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, explicó que el presupuesto del presidente implica que 'gastaremos menos fuera del país y gastaremos más en casa'.