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Iglesia salvadoreña envía a Roma pruebas de milagro atribuido a arzobispo Romero

Una mujer de nombre Cecilia Maribel Flores de Rivas sería la beneficiada del milagro atribuido a Romero

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02.03.2017

El Salvador
La iglesia católica de El Salvador envió a Roma las actas de un milagro atribuido al asesinado arzobispo Óscar Arnulfo Romero, como parte del proceso de su canonización, informó la institución religiosa.

'Un milagro atribuido a su intercesión ha sido enviado a Roma este día. Oremos por su canonización', publicó en su cuenta de Twitter monseñor Rafael Urrutia, canciller y vicario de Promoción Humana de la Arquidiocesis de San Salvador.

Una mujer de nombre Cecilia Maribel Flores de Rivas sería la beneficiada del milagro atribuido a Romero, según detalla la rotulación de tres cajas con copias notariadas del expediente clínico que el Instituto Salvadoreño del Seguro Social entregó a la iglesia para su envío a Roma.

'Expediente clínico de la señora Cecilia Maribel Flores de Rivas para la instrucción de la presunta curación atribuida al beato Óscar Romero', señala la rotulación de una de las cajas, dada a conocer en la cuenta de Twitter del sacerdote Edwin Henríquez.

Henríquez fue designado por la iglesia para entregar la documentación en la Nunciatura Apostólica en San Salvador.

'El milagro aún lo debe de estudiar la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos', puso el padre Henríquez en su cuenta de Twitter.

Monseñor Romero, llamado 'la voz de los sin voz' por su defensa de los más desposeídos y por denunciar las injusticias sociales, fue beatificado el 23 de mayo de 2015.

Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador de los escuadrones de la muerte ultraderechistas mientras oficiaba misa en la capilla de un hospital para cancerosos en la periferia de San Salvador.

Una comisión de la verdad creada por la ONU identificó como autor intelectual del asesinato a Roberto D´Aubuisson, fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha), fallecido en febrero de 1992.

Los restos del beato se encuentran sepultados en una cripta en el sótano de la catedral de San Salvador, a donde diariamente acuden salvadoreños y turistas para orar y depositar ofrendas florales.