Estados Unidos tiene en la mira a la pandilla Mara Salvatrucha (MS 13). Dado que aquel gobierno la califica como una organización criminal trasnacional, las autoridades de Seguridad Pública de El Salvador temen que se produzcan deportaciones masivas de pandilleros y aumente la violencia que abate a este pequeño país centroamericano.
Si bien las cifras de la Dirección General de Migración y Extranjería de El Salvador entre enero y abril de 2017 muestran una disminución de 22.9% de repatriados respecto al mismo periodo de 2016, una posible deportación preocupa a las autoridades salvadoreñas por los efectos que la disputa del mando de las pandillas podría tener en el país.
“Existe una preocupación de una deportación masiva de salvadoreños donde seguramente van a ser deportados en prioridad aquellos pandilleros que hayan cometido delitos en Estados Unidos, que no van a ser pocos, y debemos estar preparados”, dijo el viernes el ministro de la Defensa Nacional, general David Munguía Payés, en entrevista con la televisión local.
El militar agregó que el tema fue discutido durante una reunión reciente del gabinete de alto nivel de seguridad, donde se plantearon diferentes alternativas que van desde un control de los pandilleros deportados, hasta reformar las leyes para meter a la cárcel a los que hayan cometido delitos en Estados Unidos u otros países.
Y aunque Munguía Payés reconoció que hasta el momento no se han registrado “deportaciones masivas” ni el flujo de repatriados ha sufrido aumentos, dijo: “para nosotros es una preocupación porque cuando esta gente viene masivamente, los pandilleros llegan a los barrios a disputarse el mando de las pandillas o fundar nuevas pandillas”.
Por su parte, el presidente de la Asamblea Legislativa, Guillermo Gallegos —que en el pasado propuso la pena de muerte para los pandilleros— pidió que en caso de ser deportados sean capturados al llegar al país.
“Si está gente está ya señalada como una gran amenaza para los Estados Unidos a pesar de los sistemas de seguridad que tienen, se convierten en una amenaza más grave para nuestro país, teniendo en cuenta nuestras deficiencias”, afirmó.
Según las cifras de la Dirección General de Migración y Extranjería, de los 6,096 salvadoreños repatriados desde Estados Unidos este año, 366 eran pandilleros.
“Yo creo que el problema va a ser entre ellos, pero a uno siempre lo friegan (molestan). Al final somos los que pagamos”, dijo a The Associated Press José García, un joven que trabaja en la construcción y que vive en una de las zonas con alta presencia de pandilleros.
“En mi barrio, por mi casa, hay una pandilla y en la salida está la otra. Si llegan los gringos se van a dar duro y nosotros podemos agarrar también”, agregó.
Por su parte, Josefa Torres, una mujer de más de 50 años que trabaja en el comercio informal, arremetió contra las pandillas: “Que los metan presos cuando lleguen, esos no tiene compostura”.
El Fiscal General de la República, Douglas Meléndez, también ha propuesto la creación de una base de datos para personas deportadas de Estados Unidos porque, según dijo, la gran mayoría de los repatriados son gente trabajadora, pero hay una pequeña parte de que viene a delinquir, lo que hace necesario categorizar a los deportados.
Meléndez también confirmó que los integrantes de la Mara Salvatrucha que han sido deportados desde territorio estadounidense han fundado nuevos grupos criminales en los barrios donde residen.
“Hemos detectado nuevas clicas (grupos) con nombre de calles, condados o avenidas de los Estados Unidos de América, lo que quiere decir que los integrantes de la MS que vienen deportados son gente con cierto grado de poder, como para poder fundar una clica con el nombre que ello deseen”, manifestó.
En El Salvador, las pandillas establecidas en barrios populosos y comunidades están integradas por más de 60,000 jóvenes y adultos. Más de 13,000 están presos. Sus principales cabecillas están en una cárcel de máxima seguridad y, según las autoridades, están involucrados en la mayoría de los crímenes que se cometen en el país.