Mientras los cancilleres de la mayoría de los países de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunían en Washington el miércoles para analizar soluciones a la crisis en Venezuela, la oposición marcha una vez más en Caracas tras dos meses de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro.
En la sesión extraordinaria, que llevó al gobierno de Maduro a anunciar su retiro del organismo, están participando 18 cancilleres. La OEA reconoce 35 países miembros, aunque Cuba no se considera parte ni participa.
Desde Caracas, varios miles de opositores protagonizaron otra nueva jornada de protestas y tomaron la principal autopista de la ciudad para tratar de avanzar hacia la sede de la Cancillería, en el centro de la ciudad. Centenares de guardias nacionales, con el apoyo de tanquetas y al menos cuatro camiones cisternas, les bloquearon el paso y usaron los medios de costumbre para dispersarlos.
“Es importante que el mundo vea que los venezolanos estamos luchando por nuestra constitución”, dijo el dirigente y excandidato presidencial Henrique Capriles al llamar a los opositores a mantenerse en las calles ante la sesión de la OEA.
Capriles expresó que la oposición no aceptará la sentencia que anunció este miércoles el Tribunal Supremo de Justicia en la que ratificó que no hace falta un referendo consultivo para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, tal como sostienen opositores y juristas que consideran el proceso como un “fraude constitucional”.
Varios cientos de seguidores del gobierno y empleados públicos realizaron también una movilización “antiimperialista” en el centro de Caracas en protesta contra la OEA.
Las más recientes manifestaciones opositoras, que comenzaron a finales de marzo, han dejado al menos 60 muertos, más de 1.110 heridos y varios centenares de detenidos.
En la reunión en la sede de la OEA, los cancilleres debatirán sobre un proyecto de declaración presentado por Guyana a nombre del bloque caribeño Caricom en el que se solicita al gobierno venezolano que reconsidere su decisión de retirarse de la OEA.
Caracas inició el mes pasado un trámite de dos años para abandonar el organismo alegando que esta reunión de los cancilleres representaba una intromisión inaceptable en sus asuntos internos.
El proyecto de Guyana también llama al cese inmediato de la violencia, la adopción de “planes concretos” para restaurar la paz y que el gobierno y la oposición venezolanos se comprometan a un renovado proceso de diálogo.
Otros dos proyectos menos moderados -uno de Antigua y Barbuda y otro presentado en conjunto por Perú, Canadá, Estados Unidos, México y Panamá- solicitan a Maduro que desista de sus planes de celebrar una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la carta magna, libere a los presos políticos, elabore un calendario electoral y acepte asistencia humanitaria internacional, tal como reclama la oposición venezolana.
La adopción de una declaración sería el pronunciamiento más categórico hasta el momento de los cancilleres americanos sobre Venezuela, pero sus consecuencias directas sobre la crisis en ese país son inciertas.
Horas antes de la reunión de los cancilleres en la OEA, Maduro denunció que su gobierno enfrenta una 'campaña mediática' dirigida por corporaciones extranjeras que busca desvirtuar la realidad de Venezuela.
'Tenemos la fuerza moral suficiente para seguir conteniendo a los violentos, derrotando al fascismo', dijo el gobernante en un encuentro con sus ministros en el palacio presidencial, donde ratificó que seguirá adelante con el proceso constituyente.