Cientos de personas marcharon en el sur de Texas hacia el río Bravo para oponerse al muro que el gobierno del presidente Donald Trump quiere construir en el río que delimita parte de la frontera con México. Fue la primera protesta de importancia en el estado contra los planes de la obra.
Los manifestantes cruzaron el sábado el terraplén Rio Grande (nombre con el que se conoce en inglés al río Bravo), donde el gobierno federal quiere construir parte de las primeras secciones del muro.
Muchos de los participantes reconocieron que seguramente no podrán detener el proyecto, a pesar de que el Congreso aún no ha firmado su financiación. Sin embargo, dijeron esperar atraer la atención internacional a la causa y persuadir a los legisladores que todavía no han votado sobre la propuesta.
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Encabezada por un monaguillo que portaba un incensario, la procesión comenzó justo después del amanecer en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la ciudad texana de Mission. La procesión creció mientras se dirigía hacia el río Bravo. Concluyó en La Lomita, una pequeña capilla centenaria al sur del dique, pero aún al norte de la frontera.
En Mission se erigiría una barrera de acuerdo con el plan del gobierno.
La marcha del sábado es la primera gran protesta contra el muro fronterizo en el valle del río Bravo. Esta región de granjas y ciudades fronterizas es el punto más meridional de Texas.
El gobierno de Trump propuso levantar 97 kilómetros (60 millas) de muro en el valle, según una propuesta de 1.600 millones de dólares que iniciará la prioridad del presidente en política migratoria.
Decenas de grupos defensores de varias causas se unieron a la protesta. Los organizadores señalaron que buscan hacer hincapié en la fuerte oposición al muro en la zona y obligar a los funcionarios electos de Texas a que se opongan a financiarlo.
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