Los equipos de rescate seguían por cuarto día en busca de sobrevivientes entre los escombros en Ciudad de México , mientras familiares permanecían frente a los edificios derruidos con la esperanza de que sus seres queridos sean ubicados.
La policía federal reportó que había sacado a varias personas de entre los restos de dos edificios el jueves. Los rescatistas retiraron o rompieron losas hasta encontrar grietas que permitieron que varios trabajadores se introdujeran para llegar a las víctimas e izarlas hasta lugar seguro.
En total fueron rescatadas 60 personas en la capital desde el temblor registrado el martes a mediodía, según el gobierno local.
Las autoridades elevaron la cifra de muertos del terremoto de 7.1 a 286, más de la mitad de ellos en la capital.
El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, señaló en su cuenta de Twitter que había 148 fallecidos en la Ciudad de México, además de 73 muertes en el estado de Morelos, 45 en Puebla, 13 en el Estado de México que rodea a la capital, seis en Guerrero y una en Oaxaca.
En el lugar donde un edificio de siete pisos se colapsó en la colonia Roma Norte, en la zona centro de la capital, las actividades de rescate fueron suspendidas durante la noche por las lluvias que desestabilizaron los escombros.
José Gutiérrez, familiar de una persona que se cree está debajo de los escombros e ingeniero civil de profesión, trataba de dar un poco de esperanza a los demás que esperan a unos metros del lugar en un campamento improvisado.
“Mi familia está ahí. Yo quiero que salgan, entonces... vamos adelante”, dijo Gutiérrez con la voz entrecortada por la emoción.
Una lista con 46 nombres de personas desaparecidas estaba colocada en un poste y en un semáforo una segunda hoja con 23 nombres de quienes habían sido rescatados.
Cubierta con una cobija, Cristal Estrada deambula alrededor de la tienda de campaña donde pasó la noche. Busca a su hermano Martín, un contador de 31 años, casado, con dos hijos y quien se cree que está debajo de los escombros del edificio.
Cristal se siente impotente por no poder ella misma entrar y ayudar a quitar los escombros. Hasta ahora, los rescatistas insisten que hay vida debajo del edificio, pero no se sabe si entre ellos estará Martín.
“Que hay vida, eso nos repiten, pero seguimos esperando”, dijo.
Al lugar llegaron rescatistas mexicanos y de otros países como Estados Unidos, Israel, Japón y Panamá.
Al paso de las horas se acerca el momento de reemplazar a los rescatistas por excavadoras para despejar escombros, pero las autoridades sostienen que todavía se está en una operación de rescate.
El coordinador de Protección Civil, Puente, reconoció que las topadoras empezaban a alzar escombros de edificios donde no se había detectado la presencia de personas o donde las montañas de ladrillos y hierros parecían a punto de derrumbarse sobre edificios vecinos.
“Las labores de rescate continúan y no se detendrán”, dijo Puente. “Es falso que se esté demoliendo estructuras donde puede haber sobrevivientes”.
La gente que presenció los derrumbes dijo que la tragedia pudo ser mucho peor. Algunos edificios no cayeron de inmediato, lo que dio a sus ocupantes tiempo para salir, y otros dejaron huecos con aire donde los ocupantes pudieron sobrevivir.
También hubo casos de salvaciones casi milagrosas.
El guardia de seguridad Félix Giral Barrón dijo que al comenzar el terremoto tuvo tiempo de avisar a la gente en su edificio que lo evacuaran. A continuación, un edificio de apartamentos al otro lado de la calle colapsó y un gran tanque de gas cayó del techo, pero no explotó.
“El edificio colapsó y el tanque de gas de 250 kilogramos lo sujetaron los árboles del bulevar y se salvó de explotar”, dijo Giral.
El secretario de Educación Alfredo Nuño dijo el viernes a una radio local que unas 300 escuelas sufrieron daños severos y tendrán que ser reconstruidas. Los alumnos de esos colegios podrían ir a escuelas sin daños o a planteles temporales, pero aún se desconoce la fecha en que reanudarán las clases.