Después de digerir las sorpresas que dejó la primera vuelta electoral chilena , el expresidente Sebastián Piñera y el oficialista Alejandro Guillier ajustaban este martes las piezas del puzle para el balotaje que enfrentarán el 17 de diciembre, que se anticipa tendrá una definición de infarto.
Tal como se esperaba, Piñera ganó la primera vuelta y disputará el balotaje ante el candidato oficialista. Pero el exmandatario consiguió una votación mucho menor a la prevista y, contra todo pronóstico, la representante de un conglomerado de partidos de izquierda, la periodista Beatriz Sánchez, estuvo cerca de arrebatarle el paso a segunda vuelta a Guillier.
La menor votación obtenida cayó como un balde de agua fría en el comando de Piñera, donde se barajaba incluso la posibilidad de abrochar su reelección en la primera vuelta, en la que se impuso con 36.6% de los sufragios, casi 10 puntos menos de lo previsto.
El propio mandatario reconoció el lunes un 'exceso de triunfalismo' al interior de su comando, aunque afirmó que él siempre pensó que esta elección se definiría en una segunda vuelta.
En este nuevo escenario, además de revertir el desánimo de sus adherentes, Piñera reordenaba las piezas en su comando de campaña, integrando a parlamentarios electos con altas votaciones, como los senadores Felipe Kast o Juan Antonio Coloma.
Piñera también enfatizaba el mensaje político para esta segunda vuelta: conquistar el 'centro moderado' pese a la integración este martes a su campaña del excandidato presidencial ultraderechista, José Antonio Kast, que obtuvo casi 8% de la votación, y aseguró que dejará 'todo en la calle para que no salga la izquierda'.
'Respecto si nuestra candidatura se va a derechizar o izquierdizar, ni lo uno ni lo otro. Vamos a seguir apelando y convocando a lo que se llama 'el centro social', que no es el tradicional centro político, es la moderación, es el sentido común; son los chilenos que quieren unidad y no división', dijo el exmandatario.