Ciudad del Vaticano
El papa Francisco enviará a Chile un fiscal encargado de los delitos más graves cometidos dentro de la Iglesia para investigar las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales por parte del obispo Juan Barros, al que le dio su total apoyo en una reciente visita al país.
'A propósito de algunas informaciones recientes' sobre el obispo chileno, el pontífice ha dispuesto enviar al arzobispo de Malta, monseñor Charles J. Scicluna, 'para escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen' sobre el religioso, según un comunicado del Vaticano.
El arzobispo de Malta es el fiscal del tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado de investigar los 'delicta graviora', es decir, los crímenes que la Iglesia considera más graves, cometidos contra la eucaristía, el secreto de confesión o los abusos sexuales perpetrados por el clero a menores.
El caso de Barros, de 61 años, obispo de Osorno (sur), empañó el reciente viaje del papa a Chile (16-18 de enero).
El religioso está acusado por las víctimas de haber callado los abusos repetidos del sacerdote Fernando Karadima, un influyente formador de obispos en Chile y a quien el Vaticano condenó en 2011 a 'retirarse a una vida de oración y penitencia', en un sonado caso que sacudió a la sociedad y a la Iglesia católica chilenas.
En enero del 2015, el papa decidió designar a Barros obispo de Osorno pese a las críticas que pesaban sobre él y que nunca le han abandonado de encubrir a su amigo Karadima.
La Conferencia Episcopal chilena aseguró que la decisión del papa demuestra que su reciente visita a Chile 'ha significado para él una actitud de verdadera escucha y cercanía hacia la realidad y los desafíos de la sociedad chilena y de la Iglesia'.
A través de la Conferencia Episcopal, por su parte, Barros aseguró que 'todo lo que disponga el papa lo acoge con fe y alegría pidiendo a Dios que resplandezca la verdad'.
El papa había tildado de 'calumnias' las acusaciones de las víctimas contra el obispo, echando por tierra todos sus esfuerzos de aplacar a los críticos que pedían actos y no solo palabras.
'No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?', z anjó el papa, que estuvo acompañado por el obispo en la práctica totalidad de sus actividades en las tres ciudades que visitó (Santiago, Temuco (sur) e Iquique (norte).
Ante las autoridades del país y los religiosos, el papa manifestó su 'dolor y vergüenza' por los casos de pederastia del clero en un país donde l a Iglesia de Roma pierde adeptos aceleradamente. Incluso recibió y 'lloró' con dos víctimas de abusos en una decisión que no estaba contemplada en su agenda.
En el avión que le llevó a Roma, e l papa pidió 'disculpas' a las víctimas de abusos sexuales tras su apoyo a Barros. 'Escuchar al papa decir 'tráigame una carta con la prueba' es un insulto y me doy ahora cuenta de que mi expresión no fue muy acertada', r econoció el pontífice.
No obstante, recordó que 'el caso de Barros se estudió, se reestudió, y no hay pruebas. Es lo que quise decir. No tengo pruebas para condenarlo. Y si yo condenara sin prueba o sin certeza moral, cometería yo un delito', zanjó.
El papa Francisco enviará a Chile un fiscal encargado de los delitos más graves cometidos dentro de la Iglesia para investigar las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales por parte del obispo Juan Barros, al que le dio su total apoyo en una reciente visita al país.
'A propósito de algunas informaciones recientes' sobre el obispo chileno, el pontífice ha dispuesto enviar al arzobispo de Malta, monseñor Charles J. Scicluna, 'para escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen' sobre el religioso, según un comunicado del Vaticano.
El arzobispo de Malta es el fiscal del tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado de investigar los 'delicta graviora', es decir, los crímenes que la Iglesia considera más graves, cometidos contra la eucaristía, el secreto de confesión o los abusos sexuales perpetrados por el clero a menores.
El caso de Barros, de 61 años, obispo de Osorno (sur), empañó el reciente viaje del papa a Chile (16-18 de enero).
El religioso está acusado por las víctimas de haber callado los abusos repetidos del sacerdote Fernando Karadima, un influyente formador de obispos en Chile y a quien el Vaticano condenó en 2011 a 'retirarse a una vida de oración y penitencia', en un sonado caso que sacudió a la sociedad y a la Iglesia católica chilenas.
En enero del 2015, el papa decidió designar a Barros obispo de Osorno pese a las críticas que pesaban sobre él y que nunca le han abandonado de encubrir a su amigo Karadima.
La Conferencia Episcopal chilena aseguró que la decisión del papa demuestra que su reciente visita a Chile 'ha significado para él una actitud de verdadera escucha y cercanía hacia la realidad y los desafíos de la sociedad chilena y de la Iglesia'.
A través de la Conferencia Episcopal, por su parte, Barros aseguró que 'todo lo que disponga el papa lo acoge con fe y alegría pidiendo a Dios que resplandezca la verdad'.
El papa había tildado de 'calumnias' las acusaciones de las víctimas contra el obispo, echando por tierra todos sus esfuerzos de aplacar a los críticos que pedían actos y no solo palabras.
'No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?', z anjó el papa, que estuvo acompañado por el obispo en la práctica totalidad de sus actividades en las tres ciudades que visitó (Santiago, Temuco (sur) e Iquique (norte).
Ante las autoridades del país y los religiosos, el papa manifestó su 'dolor y vergüenza' por los casos de pederastia del clero en un país donde l a Iglesia de Roma pierde adeptos aceleradamente. Incluso recibió y 'lloró' con dos víctimas de abusos en una decisión que no estaba contemplada en su agenda.
En el avión que le llevó a Roma, e l papa pidió 'disculpas' a las víctimas de abusos sexuales tras su apoyo a Barros. 'Escuchar al papa decir 'tráigame una carta con la prueba' es un insulto y me doy ahora cuenta de que mi expresión no fue muy acertada', r econoció el pontífice.
No obstante, recordó que 'el caso de Barros se estudió, se reestudió, y no hay pruebas. Es lo que quise decir. No tengo pruebas para condenarlo. Y si yo condenara sin prueba o sin certeza moral, cometería yo un delito', zanjó.
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