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Catadora de comida de Hitler revela los horrores que vivió

Margot Wölk no era nazi, y se hizo catadora de comida por casualidad.

18.09.2014

Berlin

Margot Wölk era una de las 15 jóvenes que trabajaban en el cuartel militar de Hitler de la Guarida del Lobo –que se encontraba en el bosque de lo que antes era Prusia Oriental y hoy en día es Polonia– durante la Segunda Guerra Mundial, relata 'The Independent'. Su trabajo consistía en probar la comida del líder nazi antes de él para evitar que lo envenenaran.

'La comida siempre era vegetariana', explicó Wölk a la cadena de televisión alemana RBB. 'Había constantes rumores de que los británicos querían envenenar a Hitler. Nunca comimos carne. Nos daban arroz, fideos, pimientos, guisantes y coliflor'.

Para Margot y sus compañeras, cada comida podía ser la última. Wölk relata que algunas mujeres tenían tanto miedo que se ponían a llorar al empezar a comer. 'Teníamos que terminar la comida. Después, nos tocaba esperar una hora, y siempre teníamos miedo de ponernos enfermas. Llorábamos por la alegría de haber sobrevivido', recuerda Wölk.

Margot Wölk no era nazi, y se hizo catadora de comida por casualidad.

En 1941, cuando su marido estaba en la guerra, tuvo que abandonar su hogar en Berlín por culpa de los bombardeos y se marchó a vivir con su suegra a Partsch –actualmente Parcz, Polonia–, una ciudad situada a 400 kilómetros de Berlín. El alcalde de la ciudad, un nazi fervoroso, la obligó a trabajar de catadora de comida en el cuartel de la Guarida del Lobo.

'Las medidas de seguridad eran tan estrictas que nunca vi a Hitler en persona –cuenta Wölk–, solo a su pastor alemán, Blondi'.

El temor de Hitler por su vida no era infundado. En 1944, un grupo de oficiales del Ejército alemán intentaron matarlo detonando una bomba en la Guarida del Lobo. Casi 5,000 alemanes sospechosos de estar involucrados en el fallido atentado fueron ejecutados por los nazis.

A finales de 1944, cuando el Ejército Rojo iba avanzando, un oficial de las SS ayudó a Margot a escapar, y esto le salvó la vida. Wölk fue la única catadora de comida que sobrevivió; todas sus compañeras fueron fusiladas en enero de 1945.

Ahora, a sus 96 años, Margot Wölk es viuda y sigue viviendo en el mismo piso en el que nació en 1917.