El sistema educativo nacional no solo acusa la masiva deserción y repitencia estudiantil en sus tres niveles, problemática que se vio agudizada con la pandemia del covid-19. La calidad de la enseñanza es otro de los problemas que pesan sobre las espaldas de un sistema educativo con muchas carencias en infraestructura, escuelas sin acceso a los servicios básicos, carencia de materiales y equipo de enseñanza y falta del equipo tecnológico que les abra el acceso a las nuevas metodologías de enseñanza que marcan el mundo de hoy.
La triste realidad es que la añorada educación de calidad acusa notorio déficit cada vez más profundo. Esta semana, EL HERALDO publicó una serie de reportajes resultado de un recorrido que incluyó la visita a centros educativos de los departamentos de Francisco Morazán, El Paraíso y Choluteca, en el que se constató que además de las condiciones deplorables de pobreza, altos índices de desempleo y migración, hay serias deficiencias pedagógicas, que han quedado evidenciadas en los pobres resultados obtenidos por los estudiantes en las pruebas para medir su rendimiento en las clases de Español y Matemáticas, consideradas claves en el proceso de formación de los niños y los jóvenes, y fundamentales para la adquisición de habilidades básicas de comunicación y razonamiento lógico, y esenciales para su desarrollo intelectual.
Se evidenció lo mucho que falta por hacer en el sistema educativo si es que deseamos posicionarnos en puestos delanteros en el concierto de naciones y no en las últimas posiciones respecto a desarrollo humano y material.Asimismo, que los desafíos del sistema educativo son monumentales: mejorar la infraestructura, recuperar la matrícula, garantizar la permanencia de los y las niñas en el aula de clases y apostar, por qué no, a una educación de calidad que les abra las puertas a un futuro más próspero y equitativo