Los hondureños estamos siendo testigos de uno de los fenómenos ambientales más graves a los que se enfrenta la humanidad: la contaminación del aire. Este es un problema al cual no estábamos acostumbrados y que muchos suponíamos propio de los países desarrollados, altamente industrializados, expuestos a los contaminantes industriales. Pero los constantes incendios forestales, las quemas para preparar la tierra para la siembra, la contaminación vehicular e industrial, entre otros factores, han generado la espesa capa de humo que envuelve la capital y se ha extendido por casi todo el país.
Mitigar la contaminación del aire es uno de los principales desafíos de la humanidad y requiere de acciones conjuntas, que involucren a autoridades y ciudadanos, para que sean efectivas. Más allá de la suspensión temporal de las clases en el sistema educativo y de mandar a los burócratas a hacer teletrabajo, se deben comenzar a identificar y delinear políticas públicas encaminadas a regular y controlar las fuentes de contaminación del aire.
Se requieren políticas robustas y regulaciones estrictas, dicen los especialistas en el tema.No hay nada que inventar, pues los estudiosos del tema y muchos otros Estados que se enfrentan a esta problemática desde hace muchos años han trabajado, identificado y puesto en práctica soluciones a corto, mediano y largo plazo, que no estaría mal estudiar con el único propósito de definir cuáles podríamos implementar en nuestro país.
El de la contaminación del aire es un problema con el cual debemos aprender a vivir, pero sin olvidar que hay acciones que se deben y pueden comenzar a adoptar de inmediato, para evitar que estas crisis y sus impactos devastadores sobre la salud humana, el medio ambiente y la economía se vuelvan constantes en nuestro territorio.