Honduras inició ayer la jornada anual de vacunación que tiene como meta principal inmunizar a la población contra enfermedades prevenibles por vacunación. Honduras ha sido referente en las Américas con su Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), alcanzando importantes coberturas de vacunación contra enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la influenza estacional, la tuberculosis, la hepatitis, la tos ferina, el tétano, entre otras.
Sin embargo, en los últimos años, y principalmente tras la pandemia del covid-19, las coberturas de vacunación han disminuido significativamente debido a varios factores, entre los que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) resalta: una falsa percepción de que las enfermedades eliminadas y controladas ya no representan un riesgo para la salud de las personas, que los programas de vacunación bajaron en la lista de prioridades y que aumentó la desinformación desde la pandemia de covid-19.
De allí que los retos que hoy se tienen para volver a obtener los índices de vacunación que se tenían hasta antes de la pandemia requieren no solo de la disponibilidad de los recursos humanos y financieros, de las vacunas y las cadenas de suministros y de frío para garantizar la dotación de vacunas seguras para el éxito de la campaña.
Es igualmente importante que la población, que la familia se erija en la principal defensora de la salud de los más vulnerables, de los y las niñas, de los adultos mayores, de las mujeres que requieren de una vacuna para evitar ser víctima de una enfermedad prevenible.
Como lo ha señalado hace unos días el director de la OPS, Jarbas Barbosa: “No podemos bajar la guardia. Las vacunas nos mantienen a nosotros y a nuestros seres queridos protegidos contra más de 20 enfermedades y deben seguir desempeñando su papel clave en nuestras sociedades”.