Muy lejos de su país, Eduardo Marcelo Balducci recuerda su hogar en México y añora por fin lograr ver a su hijo en su natal Argentina.
Una mala situación, salida casi de una película, hizo que desde hace diez días Balducci, quien trabaja de guardia privado en México, viva en el aeropuerto internacional Toncontín de Comayagüela.
“Yo emprendí un viaje desde México hacia Argentina, hice el paso por Honduras normal, cuando estaba en la frontera con Nicaragua, llegando a Guasaule, tengo la mala suerte de confiar en alguien para dejarle la maleta para ir al baño y cuando decido pasar a Nicaragua, me doy cuenta que no tenía ni un centavo”, dijo el argentino.
Explicó que decidió no tomar un vuelo por razones económicas, él trabaja en seguridad privada en México.
“Cuando me di cuenta de que no tenía dinero, decidí pedir que alguien me trajera aquí al aeropuerto y desde entonces sobrevivo con lo que la gente me da, los hondureños son gente muy buena, me han abierto los brazos”, dijo Balducci.
Esta es una historia similar a la de la película “La terminal”, en la que Tom Hanks protagoniza a Viktor Navorski, un ciudadano de Krakozhia, un país ficticio parecido a una nación de la antigua Unión Soviética, que queda varado en el aeropuerto John F. Kennedy, luego de que ocurre una guerra civil en ese país y no puede regresar porque Estados Unidos no reconoce su nacionalidad.
La sonrisa de Balducci apenas denota preocupación por estar en un país que no conoce y del cual él mismo afirma: “De Honduras solo sabía dónde quedaba por lo que me enseñaron en los libros de texto cuando era pequeño”, manifestó.
“Yo trato de no quejarme, no sé qué habría pasado si hubiese pasado la frontera, quizá algo malo me habría pasado, eso nadie lo sabe, pero lo que sí puedo decir es que Honduras es un país de gente buena, no puedo explicar lo bien que me han tratado”, manifestó el extranjero.
Balducci, a quien cariñosamente le dicen “El argentino”, cuenta cómo hace para mantenerse aseado: “Pues mis necesidades básicas las hago en los baños de aquí adentro y para bañarme uso uno que me presta un señor de afuera del aeropuerto, ellos me tratan demasiado bien, estoy encantado con ustedes los hondureños”, manifestó.
Doña Patricia Rivas es la buena samaritana que viaja desde su casa en Cerro de Hula para llevar la ropa de Balducci y lavarla para que el argentino esté siempre aseado.
“Uno tiene que ayudar y saber vivir, pobrecito él, es duro estar en un lugar que uno no conoce, sin dinero ni nadie que lo conozca a uno, hay que ayudarle porque los tiempos que estamos viviendo son duros”, dijo la noble mujer, que a pesar de usar muletas para trasladarse, llega constantemente para dar su apoyo a Eduardo.
Él con una gran sonrisa se pasea por todo el aeropuerto como si lo conociera de años, al pasar muchas caras le sonríen y le saludan, él es sin duda un personaje dentro del lugar.
“Ya conozco a mucha gente, paso aquí todo el día, desde que me levanto paseo por el lugar, juego con los niños en el carrusel, platico con las personas que viajan; todos son muy agradables, cuando me vaya, Honduras se va en mi corazón, de verdad, gracias por todo, espero volver un día y retribuir un poco de lo que me dieron”, expresó.
Su salida del país
Según el nuevo huésped del país, serán unos amigos chilenos los que se encargarán de comprarle un pasaje para que pueda viajar a su país de origen y ver a su hijo.
“Mis amigos en Chile me apoyarán y estaré hasta el 19 de este mes, así que estaré aquí hasta entonces, no me puse en contacto con la Embajada (de Argentina) porque, la verdad, no me gusta molestar a nadie que no sean mis amigos o mis familiares”.
En el aeropuerto no le falta nada, cientos de personas le brindan alimento, el personal del aeropuerto ya se ha encariñado con él.
“Como de todo lo que me dan, me gusta la comida, pero lo mejor es la gente, lo mejor de un país es su gente y Honduras es grande porque su gente es noble y buena”, cerró