Tegucigalpa, Honduras
En 25 años de ser hondureños todavía el Instituto de la Propiedad (IP) y el Instituto Nacional Agrario (INA) no les ha resuelto la tenencia de la tierra en Nahuaterique, lamentó Carlos Arturo Argueta, líder de la organización Unificación para el Desarrollo de Nahuaterique y Morazán (Udenm).
“Estos 25 años han sido de lucha y de mucho trabajo, exigiendo a los estados de Honduras y El Salvador respuestas a cada uno de los problemas que se derivaron de la sentencia de 1992”, declaró.
Refirió que en este tiempo se han realizado una serie de acciones puntuales por ambos países, pero hay aspectos que todavía no se han resulto y les preocupa, sobre todo la tenencia de tierra.
Son tres factores que deben atender las autoridades: uno es la propiedad del terreno, derivado de las personas que tienen un antecedente legal; la posesión, que es quiénes habitan en tierras heredadas por sus antepasados; y la mera tenencia, que son territorios de los que las familias se apoderaron durante la guerrilla salvadoreña.
Pero con la sentencia de 1992, El Salvador se comprometió a buscar una partida presupuestaria a los antiguos propietarios, que eran salvadoreños y Honduras de inmediato iba a responder con la titulación, pero hasta entonces el problema no se ha resuelto.
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En el 2004 se realizó un censo y catastro para la legalización de tierras, donde se determinó que hay más de 3,500 parcelas, pero las autoridades no han avanzado ni el 40% en la titulación, reseñó Argueta.
En la mente del luchador comunitario está vivo el viernes 11 de septiembre de 1992, cuando fueron sorprendidos con la sentencia porque, después de sentirse salvadoreños por muchos años, pasaban a territorio hondureño.
En ese tiempo estaba reciente el acuerdo de paz que la guerrilla, liderada por el Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional (FMLN), había firmado con el gobierno salvadoreño.
Cuando las Fuerzas Armadas (FF AA) de Honduras llegaron a ejercer soberanía en el territorio tenían como intención sacarlos, porque les decían que eran salvadoreños y debían irse, pero se pararon firmes y les dijeron que ellos nacieron allí, ya que eran pocos los identificados como hondureños, contó Argueta.
La situación fue cambiando desde el año 200, porque gracias a la Convención de Derechos Adquiridos comenzaron a exigir sus derechos con más fuerza.
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