Tegucigalpa, Honduras
Los desechos sólidos de Guatemala continúan llegando a Honduras. Una nueva inspección en la desembocadura del río Motagua realizada está semana confirmó la terrible realidad. En el levantamiento de información por parte de Cancillería de Honduras se precisó en la gran cantidad de desechos hospitalarios que desembocan en las playas de Omoa.
Esto, además de la inmensa cantidad de basura que generan los pobladores de las 95 comunidades guatemaltecas que viven en la ribera del río. En un aproximado, se calculan 600 toneladas de basura entre las dos inspecciones hechas a la fecha en la desembocadura, pero resta la información de todo el recorrido de la cuenca.
Kessel Rosales, director general de Gestión Ambiental, conversó con EL HERALDO sobre el impacto ecológico y la hoja de ruta trazada que Guatemala ya debería estar cumpliendo a dos semanas de habérselas entregado. En primera instancia preocupa el tema de los desechos hospitalarios. Guatemala anunció que esta situación estaba controlada, pero se confirmó lo contrario “siguen vertiéndolo”, reaccionó.
Rosales explicó que el Centro de Estudios y Control de Contaminantes (Cescco) ya realiza un estudio de la calidad del agua que llega, no solo a Omoa, si no además a Utila y La Ceiba.
A esta situación hay que sumarle el impacto en los arrecifes coralinos, pues la basura que se ve en las playas de Omoa es una parte. “Bolsas y desechos más livianos caen en el arrecife y es preocupante”, argumentó. Guatemala, a través de su Cancillería, ha expresado, según explicó Rosales, que en el problema de la contaminación deben incluirse los ríos Ulua y Chamelecón que también aportan basura a la zona.
Demanda continúa en pie
Ya pasaron quince días desde la reunión bilateral y los avances no son notorios. Ante esto, Honduras recaba toda la información necesaria ante una posible demanda “no se descarta la demanda si no hay acciones concretas”, advirtió.
La semana próxima se contempla una nueva reunión bilateral entre los países para verificar el avance. El compás de espera, según se confirmó, era de cinco semanas, con reuniones de avance periódicas. “Hay disposición, pero se requieren acciones precisas a corto plazo”, dijo Rosales. Mientras las acciones llegan, Honduras continúa recibiendo toneladas de basura a diario.
