Tegucigalpa, Honduras
Saturados de privados de libertad están los módulos de máxima seguridad de las tres cárceles de ese nivel en el país. Así lo confirmó a EL HERALDO el subsecretario de seguridad, Luis Suazo.
“Están completamente llenos los de máxima seguridad”, dijo.
A nivel nacional son unos dos mil privados de libertad los que han sido calificados de máxima peligrosidad, quienes en el transcurso de este año fueron trasladados a los recintos, mediante la Operación Arpía.
De estos, más de mil son albergados en módulos de mediana seguridad en las cárceles de Ilama, Santa Bárbara, Morocelí, El Paraíso y el Centro Penitenciario Nacional de Támara. “Tenemos alrededor de dos mil personas que han sido calificadas como de máxima seguridad, dentro de esos hay diferentes niveles de peligrosidad”, indicó.
Asimismo, señaló que “unos mil privados de libertad, entre Ilama y Morocelí, se encuentran recluidos en módulos de mediana seguridad, pero serían reubicados cuando se termine de construir la cárcel de máxima seguridad en Naco, Cortés”.
La infraestructura de El Pozo I y II permite que privados de alta peligrosidad sean albergados en módulos de mediana seguridad, por lo que no existe el riesgo de un escape, explicó el funcionario.
En los últimos meses el gobierno ha comenzado una cacería contra peligrosos delincuentes que han sido puestos tras las rejas en las cárceles, las que ellos mismos califican como el infierno.
Distribución
En los denominados Pozos existen módulos especiales con una capacidad para 88 privados de libertad de alta peligrosidad. Allí se encuentran los jefes de maras y pandillas, que ordenaban el cobro del impuesto de guerra, asesinatos, secuestros y otros delitos.
Mientras que el módulo de Támara puede albergar a 200 reos. Ahora, según Suazo, hay internos unos 190 privados de libertad.
“Lo que necesitamos son más espacios para el manejo adecuado de los que todavía están siendo calificados como de máxima seguridad, pero el manejo de los propios de máxima seguridad nos permite hacer un manejo de toda la seguridad del caso”, explicó.
Pero, en general, estas cárceles tienen una calificación de máxima seguridad, aunque distribuida de menor a mayor peligrosidad.
Es por ello que privados de libertad de alto peligro son albergados en módulos de mediana seguridad, pese a ello no pueden comunicarse con el exterior debido a que los recintos cuentan con los protocolos de alta seguridad. Pero la suerte de estos reos pronto podría cambiar. Y es que ahora mismo se encuentra en curso la construcción de la cárcel de Naco en Cortés. Esta contará con ocho módulos de máxima seguridad. Se tiene previsto para los primeros meses del próximo año que al menos dos módulos estarían siendo habilitados por el gobierno.
Rehabilitación
El nivel de peligrosidad de cada privado de libertad puede variar, pero para eso los especialistas hacen los estudios necesarios y determinan si se ejecuta el cambio de peligrosidad a uno menor. “La calificación de máxima seguridad es cambiante, en la medida que un consejo técnico interdisciplinario defina que una persona es de máxima seguridad se mantiene allí”, explicó Suazo. Y es que a medida el reo se rehabilita es cambiado de nivel.