Tegucigalpa, Honduras
La junta de convocantes tiene por delante el gran desafío de acercar a los políticos a la mesa de diálogo, una tarea difícil que debería de contar con el apoyo del pueblo hondureño en general y de las organizaciones con niveles de credibilidad, según Efraín Díaz Arrivillaga, miembro de esta junta creada para buscarle una solución a la crisis que vive el país.
La junta comenzará esta semana a delinear una estrategia de trabajo con un fin específico: que las partes responsables de la crisis se reúnan para consensuar el nombre del mediador que tratará de colaborar en la solución del problema.
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“Debemos estar conscientes todos los hondureños que el diálogo es fundamental para encontrar salida a la crisis institucional y que de alguna u otra manera los hondureños tenemos que asumir una responsabilidad para impulsar y acompañar este diálogo”, afirmó Díaz Arrivillaga en conversación con EL HERALDO.
El jueves, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) respondió al gobierno su deseo de brindar asistencia técnica en el proceso de diálogo nacional, pero no quiso asumir la responsabilidad de poner un mediador, decisión que la dejó en manos de los mismos hondureños.
Los políticos hondureños son los llamados a “decidir sobre el nombramiento de un mediador/facilitador”, quien debe ser “designado por aclamación por los convocantes del diálogo” y “aprobado por los principales actores políticos”, dijo la ONU en su carta al gobierno de Juan Orlando Hernández.
Mientras se esperaba una respuesta de la ONU, en los sectores políticos hondureños se manejaron nombres de posibles mediadores como el expresidente del gobierno español, Felipe González; el expresidente de Panamá, Omar Torrijos; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; el expresidente de Uruguay, José Mujica; el expresidente de Bolivia, Jorge Quiroga y últimamente se hablaba de la coordinadora de la misión exploratoria de la ONU, la guatemalteca Catalina Soberanis.
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Para Díaz Arrivillaga “el mediador -independientemente de su nacionalidad- debe tener la suficiente experiencia y, sobre todo, la suficiente capacidad como para poder articular y facilitar que las partes puedan sentarse y poder encontrar soluciones”.
“Como sociedad estamos obligados a que el diálogo sea posible y los hondureños tenemos que asumir esa responsabilidad. Tenemos que poner el diálogo en la agenda del país”, refirió el miembro de la junta de convocantes.
“Nosotros”, agregó, “tenemos que asumir un papel mucho más proactivo, para que se pueda instaurar un verdadero diálogo genuino, eficaz, que realmente resuelva los problemas del país, no para legitimar una situación, sino para escuchar salidas perdurables”.
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