COPÁN RUINAS
El Grupo Habitacional Núñez Chinchilla, ubicado hacia el norte de la Acrópolis de Copán Ruinas, está dando de qué hablar, tanto que en los últimos meses ha generado cientos de visitas de nacionales y extranjeros a este espacio monumental.
Y es que en este sitio, bautizado en honor a Jesús Núñez Chinchilla, quien fue el primer director del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), fueron realizados los más recientes hallazgos de la ancestral civilización maya.
Se trata de más de 180 osamentas humanas enterradas cada una con sus respectivas ofrendas y que los hondureños tendrán la oportunidad de conocer gracias al trabajo realizado a través del Proyecto Arqueológico Copán, que dirige el doctor Seiichi Nakamura, de la Universidad de Kanazawa, Japón.
Ampliar conocimientos
El Parque Arqueológico de Copán fue declarado en 1980 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1982 Monumento Nacional y recientemente ocupó la posición número 21 de las 30 maravillas de Honduras. Su relevancia en la historia nacional y mundial lo convierte en un centro de permanente investigación.
“Ruinas de Copán es el sitio arqueológico más importante de Honduras, un centro donde las investigaciones son continuas. La civilización maya nos sigue sorprendiendo cada día, necesitamos que los hondureños conozcan más su patrimonio”, afirmó Héctor Portillo, director del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), quien ante la importancia de este sitio lamenta que los hondureños conozcan tan poco sobre esta zona y considera que la mayoría de gente solo conoce el 1% de todo lo que envuelve este parque arqueológico que fue descubierto en 1570 por Diego García de Palacio.
Como parte de ese 99% que aún falta por descubrir de la historia maya, el IHAH mostró en exclusiva a EL HERALDO varias piezas de los hallazgos realizados en julio de 2017.
Esta interesante colección encontrada en Núñez Chinchilla viene a ampliar los conocimientos y volver la mirada hacia Copán.
Este complejo histórico, que no deja de tener importancia por su valor arquitectónico, arqueológico y por la gente que ahí residía -que se estima era de élite-, se encontraba en abandono desde 1969 hasta que el doctor Nakamura se interesó en retomarlo.
Este programa se desarrolló en tres fases: de 2003 a 2006 y 2007 a 2009, posteriormente, debido a la crisis política que enfrentaba el país, permaneció detenido y se retomó en 2015 hasta la fecha.
La zona se encuentra rodeada de vegetación, por lo que ofrece aire limpio, en los árboles se aprecia a las bulliciosas guacamayas, ave nacional, y han quedado los vestigios de un río de aguas cristalinas que corría por esa zona del parque.
Hace unos meses se hizo el registro de cada zona con la información respectiva para dar orientación, ya que el propósito es que el turista nacional y extranjero amplíe su recorrido y conocimientos sobre esta civilización que se mantiene vigente en la historia.
En la actualidad se ha cumplido con el 70% de la restauración y este proceso continuará hasta septiembre. Melvin Evenor Fuentes, codirector del proyecto, informó que en la zona residencial de Núñez Chinchilla se recuperaron 180 osamentas humanas con sus ofrendas. Estas dádivas son vasos, cuencos, esfinges, entre otros objetos que se han logrado conservar a través de los tiempos y que por primera vez gracias a estas imágenes son mostradas a los lectores.
Es de señalar que los mayas creían en la vida después de la muerte, ya que para ellos la existencia no tenía fin. De manera que para su viaje al más allá se hacían acompañar de sus pertenencias, entre ellas collares de jade y objetos utilizados para tomar sus alimentos.
Conforme a la calidad de las prendas se determinaba a qué clase o grupo social pertenecía la persona.
“Estas que vemos son de las últimas encontradas en las investigaciones, donde se encontró un conjunto de entierros, once en total y cada uno con su respectiva ofrenda”, explicó el experto.
Las piezas que permanecen en custodia y resguardadas para evitarles daños se estima que eran ofrendas de iniciación para la construcción del grupo residencial.
Fuentes aseguró que las osamentas han sido analizadas y con mucha probabilidad se trata de personas que no eran de Copán, sino del centro de Honduras o del oeste de Guatemala.
“Las mayor parte de las osamentas fueron analizadas con la prueba del carbono 14 y datan del período clásico temprano, entre el 400 al 600 después de Cristo, hace ya 1,400 años”, reveló el arqueólogo.
Un dato importante es que la mayoría de los restos encontrados pertenecían a personas de una clase élite, ya que entre las ofrendas había accesorios de jade como collares y en su mayor parte cerámica con decoraciones que aún se conservan intactas, además de tres grandes fogatas que estuvieron varios días encendidas.
“También se detectó que algunas osamentas fueron traídas de otro lugar, las desenterraron y la pusieron ahí, y son de un grupo residencial élite que estuvo al inicio de la dinastía copaneca, en el año 400 después de Cristo”, detalló el codirector del proyecto arqueológico. El total de los objetos encontrados en el reciente hallazgo de 2017 son alrededor de 110 y en lo que va del proyecto suman 500, más medio millón de fragmentos destinados para estudio.
Es necesario un museo
Los hondureños desconocen que Copán Ruinas es el sitio donde los mayas heredaron más el arte en escultura mosaica.
“Copán fue riquísimo en detalles esculturales, su nivel artístico no tiene comparación, por eso es un centro de investigaciones”, declaró Eliud Guerra, director del Parque Arqueológico de Copán Ruinas.
Parte de este legado, alrededor de 30,000 piezas, se encuentran en resguardo en una bodega, por lo que es necesario disponer de un museo de alto nivel, con seguridad, para que puedan ser apreciadas por los turistas.
La creación de un recinto cultural en Copán es una iniciativa gubernamental, que de concretarse se convertiría en un aporte al conocimiento de la civilización maya.
Ahí se mostraría una amplia gama de objetos elaborados en cerámica, jade y obsidiana que datan de miles de años.
Entre estos está una vasija de colores vivos que los arqueólogos han denominado por su extraordinaria belleza “La teotihuacana”. “Hay muchas cosas que se encuentran en el laboratorio y que aún falta mostrarlas, pero al tener las condiciones idóneas serán exhibidas”, indicó Guerra.
En el occidente del país, imponentes y majestuosas se encuentran las imperiales Ruinas de Copán, huella ancestral de una civilización que sigue en continuo estudio.
El esplendor de la dinastía maya fue entre los siglos VI y VII de nuestra era, y 448 años después de ser descubierta continúa siendo centro de estudio y de interés por parte de la comunidad internacional.