El frío de la noche y la madrugada fueron apaciguados por la satisfacción de ver uno de los fenómenos celestiales más hermosos.
La luna roja o luna sangrienta cautivó a los hondureños la noche del pasado lunes y madrugada de este martes.
A eso de las 12:00 de la noche, la sombra de la tierra comenzaba a restarle la intensidad del brillo que la espectacular luna llena irradiaba.
En cuestión de minutos, la luna comenzó a ser oscurecida y a tornarse del apocalíptico color sangre del que hablan las escrituras bíblicas.
En las calles de Tegucigalpa fue notoria la presencia de familias enteras, reunidas con sus vecinos, para captar las mejores imágenes del cielo despejado y propicio para la ocasión.
En el anillo periférico, decenas de vehículos circulaban en dirección al Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde se habían congregado miles de personas.
Muchas familias optaron por llevar tiendas de campaña, mientras otros tantos, simple y sencillamente, se acostaron sobre la grama para disfrutar el espectáculo celestial.
La UNAH y sus estudiantes de astronomía instalaron varios telescopios desde los cuales fue posible ver la esplendorosa luna roja.
A las 2:00 de la mañana, la luna estaba completamente roja y minutos más tarde la sombra de la Tierra comenzó a desaparecer para volver a mostrar una luna de luz nítida e intensa.
Los eclipses lunares son eventos astronómicos que suceden cuando la Tierra se interpone entre el sol y la luna, lo cual provoca que el satélite natural entre en el cono de sombra que proyecta nuestro planeta al espacio y en consecuencia la luna se ve oscurecida y enrojecida.
La atmósfera terrestre es la responsable del enrojecimiento de la superficie lunar, pues la mayor parte de la radiación proveniente del sol es bloqueada por nuestro planeta, cita Astronomía.
Los eclipses lunares son posibles porque la luna se encuentra a unos 384,000 km de la Tierra, mientras la Tierra proyecta al espacio un cono de sombra de aproximadamente 1,384,584 km.
Por otro lado, a la distancia en que la luna orbita, el cono de sombra tiene un diámetro de 9,200 km, mientras que el diámetro de la luna es de 3,476 km.