El reloj marcaba las 11:55 de la mañana. Sin que nadie lo sospechara el horror, la tragedia y la muerte, que iban vestidas de delincuencia, estaban a punto de hacer estragos.
Ocho personas muertas y un herido fue el saldo de un ataque provocado por ocho hombres encapuchados, armados con fusiles y portando chalecos antibalas de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI)
El hecho sangriento ocurrió en una terminal de buses rapiditos de la colonia Cerro Verde, del sector López Arellano. Además de las ocho peronas muertas también se reportó una herida.
Se informó que entre los victimados están tres ayudantes, tres motoristas y dos despachadores. Los ayudantes ultimados son José Omar Ruiz (21); Rubén Darío López Matamoros (23), alias “Guatío”, y Miguel Antonio Gonzales (22). Los motoristas victimados son Franco Enrique Sarmiento Maldonado (22), alias “Sirenita”; Gerardo Enrique Fúnez (35), alias “El Guato”, y Gerardo Dubón (28).
Los dos despachadores asesinados fueron identificados como Wilson Omar García (32) y German Ulises Vásquez (34).
Minutos de terror
Todo transcurría con normalidad en la terminal de buses, varios de los ayudantes y motoristas se encontraban bromeando y otros almorzando cuando de repente llegaron dos vehículos que se estacionaron en la entrada al plantel donde se encontraban las víctimas.
De los automotores se bajaron los malhechores armados de fusiles y pistolas, así como con los rostros cubiertos con pasamontañas y que andaban puestos chalecos antibalas con el logo de la DPI.
Los encapuchados, tras bajarse de los vehículos, empezaron a disparar contra los motoristas, ayudantes y despachadores que estaban en la entrada de la terminal.
Para cometer el hecho, los homicidas se dispersaron en varias direcciones. Unos le dispararon a dos de los victimados que estaban cerca de un bus que estaba en meta para salir en ruta.
Otro se encargó de matar al motorista que estaba dentro de una unidad de transporte.
Los otros encapuchados se dirigieron a una galera que está cerca de la oficina de los despachadores y allí les dieron muerte a las otras personas.
Los delincuentes que ultimaron al motorista que estaba dentro del rapidito, que iba a salir en ruta, y a los otros dos que se encontraban afuera del mismo, se encargaron también de darle muerte a los dos despachadores que estaban en la oficina asignada a ellos.
A la hora que se suscitó el hecho en el predio habían unos 50 buses y más de 100 personas.
Automotores
Motoristas y ayudantes que miraron el crimen relataron que los homicidas andaban en dos vehículos.
Uno de los c arros es una camioneta color azul y el otro es un pick-up negro.
Manifestaron que los dos carros primero pasaron rumbo al centro de la colonia e instantes después regresaron y se metieron a la terminal.
Los dos carros ingresaron al lugar y tras avanzar unos pocos metros de la entrada dieron la vuelta rápido.
Tras dar la vuelta, los dos carros se estacionaron en posición de salida y luego se bajaron los tipos a ejecutar la masacre.
Los encapuchados, tras cometer el crimen, huyeron en los dos vehículos.
Entre los motoristas, ayudantes y despachadores de la terminal generó indignación el hecho de que a cuadra y media del lugar del crimen hay una posta policial y a pesar de ello no hubo ninguna reacción de los agentes asignados.
Las autoridades policiales informaron que por la dinámica del hecho y porque el ataque fue en forma indiscriminada se presume que el crimen lo cometieron pandilleros en represalia por el cobro del impuesto de guerra. Sin embargo, también detallaron que se indaga si el crimen habría ocurrido por pleito de territorio entre bandas delictivas.
Según las averiguaciones de la Policía Nacional, las cuatro empresas de rapidito que operan en el plantel pagan impuesto de guerra en la terminal que tienen en San Pedro Sula, pero en el predio de la colonia Cerro Verde no pagan y pandilleros de esa zona habrían cometido el múltiple crimen en represalia por esa situación.
Herido
En la masacre también resultó herida una persona.
La víctima, que logró sobrevivir al brutal ataque, fue ingresada al hospital Mario Rivas minutos después de haber ocurrido la tragedia.
La víctima presentaba una herida por arma de fuego en su brazo derecho. Los familiares del afectado, a quien se le omite el nombre por razones de seguridad, dijeron que el estado de salud de su pariente era estable y sin complicaciones. Los allegados no quisieron dar más declaraciones por temor a exponer al peligro a su pariente.
Al centro asistencial se hicieron presentes agentes de la Policía Nacional, los cuales tampoco abundaron en información, pues manifestaron que se podrían entorpecer las investigaciones. Julia Sánchez, relacionadora Pública del Mario Rivas, dijo que al centro asistencial solo llevaron al joven con el balazo en el brazo.
Al lugar del crimen llegó un equipo de la DPI, del Ministerio Público y de la Dirección de Medicina Forense para hacer el levantamiento de ley