El fiscal de Privación de Dominio del Ministerio Público, Orlan Chávez, también habría sido asesinado por miembros de la Policía Nacional, de acuerdo con informes internos de esta entidad en poder de EL HERALDO.
Chávez fue acribillado por sicarios motorizados cuando circulaba por la calle que conduce al Estadio Nacional el 18 de abril de 2013.
De acuerdo con reportes de la Inspectoría de General de la Secretaría de Seguridad, hay indicios de que elementos policiales planificaron la muerte del abogado, conocido como “El fiscal de oro” por sus amplios conocimientos en materia penal, especialmente en la rama de privación definitiva de bienes de origen ilícito.
La documentación sobre la muerte de Chávez es parte de unos seis casos de asesinatos de operadores de justicia investigados por la Inspectoría General, pero que misteriosamente no han prosperado y, por ende, se encuentran en la impunidad.
Además de policías, se sospecha que algunos fiscales también estarían involucrados en el asesinato del redactor de la Ley de Privación Definitiva de Bienes de Origen Ilícito.
En el mismo reporte de Inspectoría se mencionan casos como la muerte de otro fiscal y un juez en la zona norte del país.
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Amenazas y crimen
El atentado contra el fiscal Chávez se perpetró a las 8:15 de la noche en las inmediaciones de las gradas del puente Juan Ramón Molina que conducen hacia el estadio Nacional de Tegucigalpa.
Desconocidos a bordo de una motocicleta atacaron a tiros el vehículo marca Mazda BT50, sin placas, en el que se conducía.
De acuerdo con los informes médicos de esa noche, Chávez presentaba tres disparos en la cabeza y cuatro en el pecho. En la escena del crimen se encontraron siete casquillos de bala.
Chávez, conocido como el “fiscal de oro” por su integridad y honestidad, era catedrático universitario y, unos meses de su asesinato, había recibido amenazas de muerte.
El fiscal Chávez estaba asignado a la recién creada, en ese entonces, Fiscalía de Privación de Dominio, que había dado severos golpes a personas ligadas al narcotráfico, crimen organizado y corrupción previo a su homicidio.
La muerte del fiscal hondureño se suma a la lista de asesinatos de alto impacto ejecutados por policías y que continúan en impunidad, tal y como lo reveló EL HERALDO en exclusiva con el crimen del zar antidrogas Julián Arístides González y Alfredo Landaverde.
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