EXCLUSIVA EL HERALDO
Tegucigalpa, Honduras
En un extremo de la Plaza Cívica Francisco Morazán, feudo de un puñado de prostitutas, se pactó la transacción.
Fue el lugar donde se citaron dos fornidos hombres amantes del fisicoculturismo que se benefician de una droga para acelerar la construcción de un cuerpo perfecto: esteroides.
En una operación donde danzan el dinero, se produce la compraventa de un combo de anabólicos entre estos dos fornidos jóvenes, algo cada vez más recurrente entre los practicantes de este deporte.
El tráfico de esteroides por parte de dueños de gimnasios es un secreto a voces, una actividad irregular sobre la que hay pocos esfuerzos para combatirla y que la Unidad Investigativa de EL HERALDO pone al descubierto mediante un trabajo de infiltración en este inframundo de la drogadicción.
Los esteroides anabólicos son sustancias sintéticas que producen el crecimiento muscular y son utilizados para tratamientos de diversas enfermedades como el cáncer o desarrollo deficiente del cuerpo en niños, entre otros.
Inexpertos
Su uso fuera de la prescripción médica está prohibido, pero una comunidad de atletas los emplean como una fórmula mágica que les permite convertirse en auténticas moles, poniendo el riesgo su vida por la gran cantidad de efectos secundarios que producen.
El peligro para los fisicoculturistas que consumen esteroides se vuelve mayor debido a que quienes se los venden y recetan son personas sin ninguna formación científica.
La compra, la evidencia
El traficante y el consumidor pactaron el encuentro mediante mensajes de texto de celular, de acuerdo con la información recibida por una fuente.
La hora de la cita fue a las 2:30 de la tarde. El vendedor, vestido de bermudas moteadas, chancletas y camisa verde, llega unos minutos tarde acompañado de una mujer de cuerpo estilizado.
Mientras, el nervioso comprador fue el primero en llegar, giraba constantemente su cabeza y examinaba su entorno, como si presumiera que era observado.
De una mochila negra, el negociante saca dos frascos y dos cajas pequeñas, mientras la fémina que lo acompaña lanza una mirada escrutadora al encuentro.
El traficante le mostró, uno por uno, los productos a su cliente y cada vez que se los entregaba tomaba la palabra en una aparente lección improvisada de cómo usarlos.
El comprador hacía preguntas mientras manipulaba los esteroides y miraba con detenimiento las instrucciones de los productos.
Tras la breve clase de cómo drogarse para lograr el crecimiento artificial de los músculos, el contrabandista le entrega en una bolsa negra los esteroides al consumidor, a quien le pide una cuantiosa suma de 10 mil lempiras que ambos habían pactado por las sustancias.
Enfermos alcohólicos que abren tertulias sobre sus penas y las sexoservidoras que pululan en el sitio se convierten, sin saberlo, en testigos de la venta de esta droga.
No muy lejos del punto donde se llevó a cabo el trasiego, un par de elementos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) dialogan ajenos a la operación, igual que pequeños pelotones de la Policía Municipal del Distrito Central que se ocupan más de echar a correr a los buhoneros.
Trato final
La venta se cierra cuando el comprador saca del bolsillo derecho de su pantalón un ovillo de billetes de 500 lempiras y, presuroso, se lo entrega al traficante.
Como si sus dedos fueran una máquina contadora de dinero, el comerciante de esteroides contabiliza con agilidad que el monto esté completo.
No parece que hubo regateo por el precio, aparentemente el valor de los productos queda acordado desde antes y el encuentro solo es para la entrega y pago de los esteroides.
Y listo. Al terminar de contar el dinero, se estrecha las manos con su cliente y alza el dedo pulgar en señal de que todo está bien.
Dueño de gimnasio
De acuerdo con la investigación de EL HERALDO, la persona que fue captada vendiendo el combo de esteroides es el propietario de un gimnasio ubicado en el sector oriental de la capital.
Este traficante es solo una pieza de la red de trasiego de esos productos que se ha incrementado en los últimos años, según fuentes del fisiculturismo que fueron consultadas.
Los gimnasios donde se venden los esteroides son abastecidos de un proveedor de Guatemala que también se dedica a promover concursos de fisicoculturismo.
“Funcionan como las mafias, se reparten territorios, tienen un proveedor extranjero que les da los productos y obtienen cuantiosas ganancias”, dijo una fuente ligada a la práctica de este deporte.
La matrícula para ejercitarse en un gimnasio puede rondar los 500; 1,000 lempiras o más dependiendo de la calidad del establecimiento.
Pero el dueño de un local de estos puede multiplicar exponencialmente sus réditos con la venta clandestina de esteroides.
“Hay dueños de gimnasios que de repente aparecieron con mejores carros, equipos nuevos, y eso es gracias a que con cinco clientes de esteroides que logren es suficiente porque a cada uno le pueden cobrar de 6,000 a 10,000 lempiras”, dijo la fuente.
Muchos fisicoculturistas caen como abejas en la miel en las garras del consumo de esteroides.
Una vez que prueban las sustancias, los jóvenes generan una adicción, alimentada también por la necesidad de que sus bíceps, tríceps o pectorales se agranden de forma colosal.
Los fisicocultoristas recurren a una serie de suplementos alimenticios para mejorar la preparación de sus cuerpos.
La venta de estos complementos nutricionales se ha incrementado en diversos comercios y entre los principales clientes se encuentran los amantes de la musculación.
Este comercio es legal y siempre que no exista abuso, el ingesta de estos productos no provoca efectos secundarios. Contrario a lo que ocurre con los esteroides.
Los más populares
En la transacción de esteroides que fue captada por EL HERALDO se vendió un producto denominado Boldeplex-200 de 200 miligramos, inyectable.
Este fármaco “es un esteroide muy popular, altamente anabólico y moderadamente androgénico. Por esta razón es típicamente utilizado con otros esteroides como la testosterona”, se relata en anuncios en páginas web donde son promocionados.
A los fisicoculturistas les apasiona este esteroide porque genera calidad muscular con aspecto seco y venoso, es decir, brinda las características para resaltar que son importantes en competencias.
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Esteroides:
Para cáncer de mama
Igualmente se hizo la compra de un frasco de Arimidetex, una droga con los componentes de Arimidex que fue hecha para el tratamiento de enfermedades en las mamas de la mujer.
“Una sola tableta diaria, la misma dosis utilizada clínicamente, parece ser todo lo que se necesita para un efecto excepcional”, para aumentar la masa muscular, dice otro anuncio del producto en Internet.
El Arimidex bloquea la enzima aromatasa y la producción de estrógeno, una hormona que interviene en la aparición de los caracteres sexuales secundarios femeninos.
Entre los efectos secundarios de esta droga se encuentran los sofocos y adelgazamiento del cabello, dolor óseo y articular, náuseas, vómitos, debilidad y fatiga. Los vendedores de esteroides también entregan productos para evitar los daños hepáticos que produce esta sustancia.
Por eso es que en la venta de los esteroides se incluyó un bote de Milk Thistle, que sirve para regenerar el hígado, pues es uno de los órganos que más daño sufren por el consumo de la droga.
El consumo de esteroides ha sido asociado al cáncer de hígado y problemas cardíacos, entre otras complicaciones.
A pesar de algunas evidencias científicas, como reportes clínicos y estudios en animales sobre los efectos secundarios de los esteroides, el uso de estos productos cada vez se vuelve más popular.
El fisicoculturismo no es incluido como disciplina en los Juegos Olímpicos porque ha estado salpicado en escándalos de dopaje con esteroides.