Devotos con ramos de olivo en sus manos recorrieron las principales calles de Juticalpa. Entre las suplicas más significativas destaca el retorno de la paz perdida a causa de la violencia en la comunidad.
Los cánticos y el fervor de los fieles católicos se observaron desde la salida de la procesión a inmediaciones de la iglesia El Calvario hasta culminar en la Catedral.
Decenas de personas desde tempranas horas se alistaron para adquirir los ramos de olivo para luego solicitar la bendición de las palmas que llevaron a sus hogares para colocarlas en un lugar especial.
Y es que las palmas benditas son símbolo de la presencia de Dios en los hogares de la comunidad durante la semana Santo.
Cuando la marcha llegó al bulevar Los Poetas se sumaron varios grupos de personas, entre adultos y niños, que con alegría alzaron sus manos al cielo para honrar a Jesús, como describen las sagradas escrituras que sucedió en el momento en que entró a Jerusalén.
Pese al inclemente sol que se hizo presente en la comunidad desde el amanecer, los devotos no se olvidaron de conmemorar la tradicional celebración.
En la marcha participaron devotos, miembros de grupos apostólicos y el obispo José Bonello.
“Hay que ser responsables por nuestros hechos y esto debe ser en todo momento de nuestra vida”, dijo el religioso a los presentes durante la homilía.
La Catedral resultó insuficiente para albergar a los presentes que con fe acudieron a la celebración del Domingo de Ramos.
También se observó un incremento de vendedores de ramos, en su mayoría personas de aldeas y caseríos que buscaban agenciarse unos cuantos lempiras con la venta de las palmas.