Siempre

Moscú, el paraíso rojo de los turistas

En plena fiebre mundialista, un tour por Moscú lo dejará sin aliento...

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16.06.2018

MOSCÚ, RUSIA

Moscú es desde esta semana la capital mundial del fútbol. Hay 11,416 kilómetros de distancia entre Rusia y Honduras, el pequeño país centroamericano que esta vez no tendrá 11 guerreros en la cancha para luchar por la Bandera bicolor: esa tarea se la encomendaron a Jatsiry Hernández y Johan Navas, los únicos dos catrachos que tuvieron el privilegio de conocer el país más grande del mundo invitados por la organización.

¿Quiénes son ellos? Hernández tiene 12 años y nació en Puerto Cortés. Es una chica extrovertida, amante de las ciencias de la comunicación; Navas es el goleador sub 12 del capitalino equipo Conapid. Los dos fueron parte del programa social Fútbol por la Amistad, de la FIFA, que finalizó el viernes.

Es casi seguro que esta pareja de hondureños se tomó algún barco turístico en el paradisíaco río Moscú, pariente del Volga desde donde se puede ver en primera fila el espectacular Parque Gorki o el mismísimo Estadio Luzhniki, sede de la inauguración del pasado 14 de junio y en la que se disputará la final del Mundial 2018. También pisaron la Plaza Roja. Eso es un hecho. Hacer turismo en Moscú no ha de ser fácil. Es una ciudad de 12 millones de personas y mil leyendas más.

Las dos Moscú...

Santiago Morales Bustamante, economista hondureño graduado de la Patricio Lumumba en la mismísima época de la Guerra Fría, acepta que la Moscú capital de Rusia hoy ha tenido un cambio dramático en relación a la Moscú capital de la URSS que él conoció. “No he vuelto desde entonces y siento que me daría nostalgia regresar. Hoy en día ha de ser otra ciudad”, dice, melancólico.

Razón ha de tener. La Moscú de hoy es una rara mezcla de edificios y monumentos soviéticos con pequeños restaurantes capitalistas pululando aquí y allá marca McDonald’s o Dunkin Donuts por ejemplo, todos con letras coloridas en el cirílico ruso.

Y para moverse en la capital que cuenta hoy en día con la mayor cantidad de millonarios de Europa habrá que subirse al metro, el famoso metro moscovita. Una obra de arte al que le llaman el “palacio del pueblo”; “hay algunas estaciones que tienen historia porque durante la Segunda Guerra Mundial servían de refugio ante cualquier bombardeo”, recuerda Morales Bustamante. Novokuznetskaya es una de ellas. Y hay muchas más.

Interminables escaleras mecánicas. Grabados, mosaicos, pinturas. Lámparas antiguas y techos en forma de bóveda. Acá cobra vida la Unión Soviética de Lenin, Stalin y los bolcheviques.

Sin embargo, tocar el cielo con las manos en Moscú es caminar por la Plaza Roja, una explanada de 330 metros de longitud que desde 1990 es Patrimonio de la Humanidad. Hacer fila para entrar al Mausoleo de Lenin, el padre de la patria soviética, podría tener un significado aparte. Y ver de cerca la Necrópolis de la Muralla del Kremlin (designado como espacio protegido en 1974) sería un homenaje a la memoria de la URSS de siempre: Máximo Gorki, Yuri Gagarin o Aleksei Kosygin son solo algunos de los ilustres nombres propios rusos que descansan en paz en este cementerio.

La particular estructura en forma de cebollas de la Iglesia de San Basilio. La Universidad de Estudios Superiores Lomonosov y su arquitectura que deja sin aliento. El Kremlin, la sede de las autoridades, uno de los edificios más apetecidos por el turismo. La peatonal Nikolskaya. Jatsiry y Johan ya están de regreso en Honduras, pero Rusia suma y sigue, con mil cosas por descubrir, con mil cosas por conocer...