Tegucigalpa, Honduras
Wilter Neptaly Blanco Ruiz, presunto capo buscado por Estados Unidos, caminó tranquilamente por las calles de Tocoa, Colón, en medio del operativo de agentes de seguridad.
Caminó, huyó a pie, hasta que uno de sus socios lo recogió con rumbo desconocido. De allí no se volvió a saber nada.
Lo inexplicable del caso no solo es que nadie capturó al presunto narcotraficante, sino que todos sus compinches que andaban con él corrieron la misma suerte.
EL HERALDO tuvo acceso a documentos confidenciales en los que se muestra que las autoridades hondureñas no le dieron captura al supuesto capo, a pesar de que esa era la misión encomendada.
El 14 de septiembre pasado, Wilter Blanco estaba en Colón y las autoridades tenían indicios de que allí se encontraba; por eso, supuestamente, montan operativos.
Las autoridades hondureñas, no solo dejaron ir al supuesto narcotraficante, que tiene orden de captura para extradición, sino que también les dieron vía libre a tres de sus compinches identificados, uno como Luiz, que también es conocido como el “Chilatero”, a otro identificado como Santos y el tercero señalado como Ney.
Documentos de inteligencia a los que tuvo acceso EL HERALDO describen que Wilter “Blanco huyó a pie y luego fue recogido por un socio conocido como Betío”. También pudieron haberlo asistido otros tres sujetos a quienes se les identifica como Lando, Pablo y Luis.
Este hondureño originario de La Mosquitia es un viejo conocido del gobierno de Estados Unidos y de las agencias de investigación antidrogas, que ya han solicitado a Honduras su extradición por estar vinculado supuestamente con el trasiego de decenas de toneladas de cocaína hacia aquel país.
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Protección
Una fuente relacionada en la lucha contra el narcotráfico explicó que Wilter Blanco, al igual que otros capos que operan en el país, siempre han sido protegidos operativa y legalmente, lo que les permite mover anualmente grandes cantidades de drogas por el territorio hondureño.
“Wilter es uno de los toros de La Mosquitia, zona donde operaran otros tres grandes del narcotráfico, todos protegidos operativa y legalmente por militares, policías, jueces, fiscales y políticos de alto nivel”, señaló.
La fuente explicó que la agencias antidrogas de Estados Unidos tiene investigaciones de al menos 17 oficiales de las Fuerzas Armadas, de unos 21 políticos, de alrededor de 29 alcaldes y de una docena de policías que forman parte del cartel del Atlántico que lidera Wilter Blanco y de otras estructuras criminales como el de los Valle y de Los Cachiros.
No descartó que en los próximos meses haya peticiones de extradición de políticos y altos jerarcas militares, que no solo han sido involucrados en el narcotráfico a través de las investigaciones, sino que también fueron “quemados” por los hondureños extraditados, quienes para reducir sus penas están dando detalles de la operatividad de estas organizaciones delictivas, de sus miembros, a quienes les han pagado por protección y les han fallado, quienes les han sido fieles e incluso de políticos que los vivieron extorsionando continuamente, expuso la fuente antinarcóticos.
Asimismo relató que hay autoridades, asignadas en La Mosquitia, que reciben entre 100 y 200 mil dólares por dejar pasar ciertos cargamentos de droga, ya sea por aire, por tierra o por la vía marítima. Gracias a esos pagos y a la protección que reciben es que algunos carteles como el del Atlántico actualmente están muy activos, dijo.
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Agregó que mucha de esta información es del conocimiento de la DEA, cuyos agentes le siguen la pista a varios capos de la zona, así como a sus secuaces y a sus protectores. Este agente relacionado en la lucha contra los estupefacientes no descartó que ahora para proteger de la extradición a Wilter Blanco, este sea acusado legalmente en algún tribunal del país.
Explicó que a este supuesto capo, como sucede con otros, no se le captura por lo escurridizo sino por la falta de voluntad de las autoridades policiales, militares y políticas que le dan protección. De acuerdo con las investigaciones de los cuerpos de inteligencia, Wilter Blanco desde hace unos diez años viene operando sin mayores obstáculos en el sector de La Mosquitia, Colón, Atlántida e Islas de la Bahía.
Este individuo, además, es mencionado en una investigación de la propia Policía como el que ordenó a miembros de la cúpula policial y mandos intermedios asesinar al zar antidrogas Julián Arístides González, disposición que fue cumplida al pie de la letra el 8 de diciembre de 2009.
EL HERALDO tuvo conocimiento de que el supuesto capo, al verse asediado por los cuerpos antidrogas de Estados Unidos y al ver en el embajador James Nealon una de las personas más incisivas en la lucha contra los carteles, ordenó atentar contra el diplomático, así como contra el presidente Juan Orlando Hernández.
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Molestia
Informes obtenidos por EL HERALDO revelan que tras la captura y liberación de Wilter Blanco y sus tres compinches, la Embajada de Estados Unidos mostró un enorme malestar por la conducta observada en algunos operadores de justicia a las que no se les ha visto ni efectividad ni celeridad en algunas decisiones.
Es más, algunas acciones y decisiones han atraído muchas sospechas, por lo que en respuesta la nueva política de EE UU es enviar comunicados mencionando e identificando a personas que son sujetas a sus propias investigaciones.
Esta política siempre ha sido contraria a esa representación diplomática y, cuando los periodistas acudían para solicitar información concreta, siempre salían al paso diciendo que no se pronunciaban sobre casos particulares.
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De acuerdo con lo que supo EL HERALDO, tras la liberación del capo y sus secuaces las agencias antidrogas de Estados Unidos inmediatamente urgieron varios encuentros con los operadores de Tegucigalpa.
En las reuniones participaron varios representantes de los operadores de justicia e inteligencia del Estado y miembros de las agencias antidrogas de EE UU. No fueron reuniones amables.
Estados Unidos demandó que mostraran los documentos retenidos a Wilter y una explicación de por qué no había sido capturado. Las autoridades hondureñas salieron con argumentos infantiles y pobres, y la explicación que dieron es que el agente que lo detuvo era novato y no estaba seguro si se trataba del supuesto capo.
Desde entonces la Embajada cambió de estrategia y procedió a publicar comunicados con nombres de los supuestos miembros de la red de narcotráfico y corrupción en los que salen implicados militares y civiles de la red de Blanco.
Ahora capturar a Wilter Blanco, así como a otros solicitados en extradición por Estados Unidos como Reynerio Valle Valle, Stanley Ortega Valle y a seis miembros de la familia Montes Bobadilla, es un reto que tienen las autoridades hondureñas para demostrar que no protegen a narcotraficantes.
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