Tegucigalpa, Honduras
Sus sonrisas y su llanto ya no serán escuchados. Sus travesuras ahora solo serán parte de los recuerdos de su madre y de sus seis hermanitos.
Se trata de Milton René Espinal Hernández, de 17 meses de edad, quien ayer falleció, presuntamente, a causa de una deshidratación que le provocó un cuadro de diarrea y vómito en un lapso de dos días.
“Hoy iba para el hospital como a las 10:00 (de la mañana) y como me tardé mucho, a las 11:30 se me murió el niño en los brazos”, dijo con voz entrecortada Irma Hernández, madre del pequeño.
Milton era el menor de siete hermanos, de los cuales el mayor tiene 16 años; estos pequeños viven en una humilde casa construida con pedazos de tabla, a la par de un contenedor de basura ubicado cerca del palo de hule, en la colonia Soto de Comayagüela.
“Ayer en la mañana él andaba jugando normal con los niños y después comenzó a vomitar y le dio diarrea”, recordó.
La mujer dijo que ese mismo día en que su hijo enfermó no pudo llevarlo al hospital debido a que no tenía dinero y ayer, gracias a sus vecinos, logró conseguir para el pasaje del autobús para llevar al niño al hospital, pero murió en el trayecto. “Se me murió en los brazos, yo lo toqué y lo moví, pero él no se movía, ya no respiraba y la gente me dijo que ya estaba muerto, entonces me lo traje para la casa otra vez”, comentó con su rostro bañado en lágrimas.
Humilde velatorio
Ante la falta de dinero para comprar el ataúd para su pequeño hijo, Irma decidió colocar sobre una mesa, una sábana y una almohada blanca que le regalaron los vecinos, y colocó allí el cuerpo de su bebé para poder velarlo. “No tengo dinero, no tengo para comprarle el cajón, tampoco la tierra para enterrarlo, no tengo nada”, dijo mientras abrazaba el cuerpo inerte de su hijo.
La humilde mujer dijo que desde hace 17 años viven en esa covacha y que por más que ha buscado trabajo no ha podido encontrar, por lo que ha tenido que ingeniársela para alimentar a sus vástagos. “Ya no va ser lo mismo, aquí están mis otros hijos, pero no va ser lo mismo sin él. Él siempre andaba alegre y jugando, casi no lloraba porque sus hermanitos lo cuidaban y ahora lo tengo aquí, sin moverse”.
En horas de la tarde llegó a la humilde vivienda personal de la Policía Nacional y Medicina Forense que determinó que la muerte fue por “causa natural”, por lo que no se llevaron el cadáver.